
Antecedentes.
La crítica situación que estaban padeciendo los jornaleros andaluces fue incluso denunciada por la prensa liberal madrileña, como el diario El Imparcial, que en noviembre de 1882 publicó un editorial con el significativo título de «El hambre» en el que hablaba del «pavoroso problema de Andalucía», donde «un pueblo hambriento» saqueaba panaderías y carnicerías y para el que sólo existían tres opciones: «O la limosna, o el robo, o la muerte». El El Día envió a Leopoldo Alas «Clarín» a Andalucía quien a finales de diciembre empezó a publicar una serie de artículos bajo el título «El hambre en Andalucía».6
A finales de 1882 se fue extendiendo la idea entre las secciones andaluzas de jornaleros agrícolas de la recién creada Federación de Trabajadores de la Región Española de organizar una gran huelga para mejorar sus salarios ante la perspectiva de una buena cosecha habían vuelto las lluvias7.8
Los hechos.
El hallazgo del «reglamento» de la Mano Negra y la oleada de detenciones.
Dos semanas después de que recibiera los documentos, el gobierno decidió enviar refuerzos a la provincia de Cádiz.
El 21 de noviembre llegó a Jerez un grupo de 90 guardias civiles al mando del capitán José Oliver y Vidal que inmediatamente, con la ayuda del jefe de la guardia municipal de Jerez, Tomás Pérez Monforte, procedió a detener a muchos jornaleros y afiliados de la FRTE, supuestos integrantes de la misteriosa Mano Negra. Como relató un diario de Jerez, «el 2 de diciembre dio el primer golpe a los internacionalistas de la Mano Negra, capturando a unos cientos y ocupándose armas, reglamentos, circulares, claves y otros documentos de la terrorífica organización». Así Oliver fue alabado por ese mismo periódico como «un bizarro militar» que estaba llevando una «implacable guerra» contra el «anarquismo colectivo disfrazado con el nombre de lícitas asociaciones».10
En pocas semanas había más de 3.000 jornaleros y anarquistas encarcelados 8 Josep Termes da una cifra muy superior: 2000 en Cádiz y 3000 en Jerez—.11 Como ha señalado Avilés Farré, «en la mayoría de los casos el motivo por el que se les detenía no era la pertenencia a la Mano Negra, sino a la Federación de Trabajadores… según puede comprobarse en los informes enviados al ministro de la Guerra y conservados en el Archivo Militar de Madrid».12 El órgano de la FRTE Revista Social protestó por las detenciones indiscriminadas de afiliados de la organización.13
La autenticidad y valor probatorio de los documentos encontrados.

Para Clara Lida, «estos documentos que ahora se desenterraban con propósitos represivos ya se conocían desde la época anterior, y… sus características discursivas —contenido, forma y lenguaje se asemejaban y se insertaban dentro de un corpus de documentos semejantes emanados del internacionalismo europeo durante la clandestinidad». Además, «el nombre no era tan extraño a la tradición clandestina, ya que muchos grupos anarquistas y revolucionarios en Rusia, Irlanda, Francia, Italia, adoptaban nombres de guerra extremosos…». Lida concluye que «reflotar entonces documentos recogidos varios años antes, cuando la Internacional y los grupos, con sus respectivos apodos, estaban en la clandestinidad», aprovechando el «sensacionalismo amarillista de la prensa para hacerlos aparecer como contemporáneos» constituyó una «artimaña aparatosa» que «tenía el propósito de atemorizar a la opinión pública, para poder actuar libremente contra los jornaleros organizados».15
Juan Avilés Farré, considera que «lo más verosímil es que se tratara de documentos genuinos de dos organizaciones distintas, cuya entidad real no conocemos». «Respecto al documento que lleva por título «La Mano Negra», que no incluye referencia alguna a la Asociación Internacional de los Trabajadores, cabe suponer que había caído en manos de las autoridades, en concreto de la guardia municipal de Jerez, varios años antes de que la Guardia Civil lo remitiera al ministro de la Guerra… y habría permanecido olvidado en un sumario [de 1878] hasta que alguien pensó que podía proporcionar una clave acerca de los delitos que se estaban produciendo en los campos jerezanos en 1882». Asimismo «el segundo documento se sitúa en el periodo de clandestinidad de la Federación Regional Española de la Internacional, que se prolongó desde finales de 1873 hasta comienzos de 1881».16
Los «crímenes de La Mano Negra»
La prensa se centró en los tres crímenes de los que se acusaba a la Mano Negra, especialmente en los dos primeros.
El 4 de diciembre, dos días después de la primera oleada de detenciones ordenada por el capitán Oliver, fueron asesinados un matrimonio de venteros en el camino de Trebujena, cerca de Jerez de la Frontera. Dos meses más tarde, el 4 de febrero, se encontraba en el término de lo que es hoy el municipio de San José del Valle, cerca de Jerez, el cadáver, sepultado en campo abierto, de un joven campesino, llamado Bartolomé Gago, más conocido como «El Blanco de Benaocaz», que después se supo que había sido asesinado el mismo día que los venteros.18 Fue conocido como el crimen de la Parrilla. Casi al mismo tiempo trascendió que la muerte del joven guarda de un rancho llamado Fernando Olivera, ocurrida en agosto de 1882, no había sido un accidente, sino que había sido causada por los fuertes golpes que había recibido en el vientre.19
En febrero de 1883 el gobierno envió un juez especial a Jerez para que investigara los hechos. A final de mes el diario El Día mostraba su preocupación por las dificultades que estaba encontrando el juez, «que se haya asilado, sin más auxilio que la Guardia Civil, muy buena para realizar actos heroicos, para perseguir a los criminales; pero que ni por su instinto, ni por sus condiciones puede llevar a cabo los actos de sagacidad y de cautela que son indispensables para descubrir las guaridas y los propósitos de los criminales, y mucho más en un terreno como el de Jerez, que mide 72 leguas cuadradas».20
El asunto también llegó a las Cortes donde se debatió el 28 de febrero.21
Los intentos del gobierno de identificar la Mano Negra con la FRTE,
El gobierno apoyado por los propietarios y por la prensa aunque hubo excepciones como el diario El Liberal22 identificó la Mano Negra con la FRTE así el número de afiliados que la prensa atribuía a la Mano Negra era los de la FRTE14 con un doble propósito, según Clara Lida: «en primer lugar, frenar drásticamente la creciente fuerza de la Internacional en España. El segundo objetivo era más local: se trataba de imposibilitar la organización de los trabajadores del campo e impedir que una huelga agraria obstaculizara recoger la cosecha».23
El Comité federal de la FRTE, que ya había reiterado que la propaganda no se podía realizar «ni por el robo, ni por el secuestro, ni por el asesinato», replicó que no tenía ninguna relación con la Mano Negra, «ni con ninguna asociación secreta que tenga por objeto perpetrar delitos del derecho común, rehusando toda solidaridad con los que han cometido o puedan cometer hechos criminales». Al volver a condenar el ilegalismo se ahondaron «aún más las diferencias entre el núcleo anarcosindicalista catalán y los ilegalistas andaluces, así como los que empezaban a nacer en Barcelona y alrededores, sobre todo en Gracia, proclives también a la acción directa».24
Sin embargo, el periódico Le Révolté editado en Ginebra por el anarcocomunista Piotr Kropotkin criticó la condena que había hecho la FRTE de «los miembros de esa liga secreta a la que se ha dado el nombre de la Mano Negra» y expresó su «simpatía por estos «luchadores por la existencia» en el sentido literal del término».13
En marzo el Comité Federal de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) hizo público un largo manifiesto sobre el asunto de la Mano Negra denunciando los intentos del gobierno de identificar la FRTE con ella:25
Se pretende confundir las justas, legales y revolucionarias aspiraciones de la Federación de Trabajadores de la Región Española con los delitos que, dicen, han cometido la Mano Negra y otras asociaciones secretas. Faltaríamos a nuestro deber si no protestáramos en contra de las miserables calumnias de los asalariados de levita que, con sus falsas delaciones, pretenden que los tribunales o el gobierno consideren solidarios a 70.000 trabajadores de los delitos que puedan haber cometido criminales comunes, delitos que somos los primeros en censurar, porque es muy probable que sus víctimas sean dignos y honrados proletarios. […] La verdadera Mano Negra de la reacción inició sus trabajos… con el Santo propósito de deshonrar y perturbar la más importante organización de trabajadores que ha existido en España. […] Nuestra Federación de Trabajadores nunca ha sido partidaria del robo ni del incendio, ni del secuestro, ni del asesinato; sepan también que no hemos sostenido ni sostendremos relaciones con lo que llaman Mano Negra ni con la Mano Blanca, ni con ninguna asociación secreta que tenga por objeto la perpetración de delitos comunes.
Los juicios y las condenas.

El 18 de junio de 1883 el tribunal de Jerez condenó a muerte por el crimen de la Parrilla a siete personas y a otras ocho, entre ellas al delator de sus compañeros, a diecisiete años y cuatro meses de prisión. Dos de los acusados resultaron absueltos. Pero el fiscal recurrió la sentencia al Tribunal Supremo que en abril de 1884 los condenó a todos, menos a uno, a la pena capital.
Nueve vieron conmutada la pena de muerte por la de prisión pero siete fueron ejecutados mediante garrote vil entre ellos el maestro de escuela Juan Ruiz.26
Las ejecuciones tuvieron lugar en la Plaza del Mercado de Jerez de la Frontera el 14 de junio de 1884, mientras que solo tres días después los jueces fueron condecorados con la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica.27
En cuanto al crimen de los venteros, una de las cinco personas que asaltaron el ventorrillo en la madrugada del 4 de diciembre y acuchillaron al matrimonio apareció muerto de un tiro en la escena del crimen. Las otras cuatro fueron condenadas a muerte, pero no fueron ejecutadas.28 Por el tercer crimen, el de Fernando Oliveira, fueron juzgadas dos personas, y una de ellas fue condenada a una larga pena de prisión.29
Tras las sentencias La Revista Social, órgano de la FRTE, habló de «los desgraciados reos de la llamada Mano Negra» y denunció que nadie se ocupaba de la miseria del proletariado, pero no se solidarizó con los condenados.
La Revolución Social, el periódico clandestino del grupo ilegalista y anarcocomunista de Los Desheredados, que se había escindido de la FTRE, criticó la actitud de esta organización y lamentó que nadie protestara por las ejecuciones de Jerez.30
Las denuncias hechas por los encarcelados mediante cartas a los periódicos de que sus confesiones habían sido obtenidas mediante torturas avivaron la campaña internacional con referencias a la Inquisición Española incluidas. El gobierno español intentó contrarrestar la campaña pero finalmente tuvo que ceder y entre febrero y marzo de 1903 conmutó la pena de prisión por la de destierro.32
Consecuencias.
La Federación de Trabajadores de la Región Española rechaza toda solidaridad con los que se hayan organizado o se organicen para la perpetración de delitos comunes, declarando que el criminal jamás podrá tener cabida en sus filas.
Protesta enérgicamente contra una gran parte de la prensa burguesa que… han pretendido confundir nuestra organización pública, legal y revolucionaria, con otras organizaciones, o más bien pandillas, cuyos fines son censurables. Protesta también contra las persecuciones que, atizadas por el caciquismo, se han llevado contra federados de nuestra federación por ejercer el derecho de reunirse y asociarse. El congreso reunido en Valencia opina que si continuasen los atropellos, persecuciones y amenazas contra los trabajadores por ejercitar el derecho natural consignado en la Constitución, debemos disolvernos protestando de que en España no es posible vivir dentro de la legalidad, por las brutalidades que el caciquismo burgués lleva a cabo en todas partes. —Dictamen del Congreso de Valencia de la FTRE, sobre la Mano Negra.
|
El III Congreso de la FTRE celebrado en Valencia en octubre de 1883, acusó el impacto del asunto de la «Mano Negra» pues asistieron menos delegados y federaciones que al anterior celebrado en Sevilla (152 delegados representando a 88 Federaciones locales; no se dieron los datos del total de afiliados).33 Sobre la «Mano Negra» el Congreso de nuevo protestó por la confusión de «nuestra organización pública, legal y revolucionaria, con otras facciones de objetivos censurables» y volvió a rechazar toda solidaridad con quienes organicen «la perpetración de delitos comunes», acordando también «disolver la Federación si no puede actuar tranquilamente en la legalidad». El Manifiesto del Congreso concluía: «Para redimirse, el proletariado, necesita ser, además de inteligente, honrado, y honrado a toda prueba».34
El miembro del Comité federal Josep Llunas en su periódico La Tramontana acusó al Gobierno de utilizar el asunto de la «Mano Negra» como pretexto para reprimir a los anarquistas y a sus ideas: «con la excusa de unos cuantos bandoleros, pero nada más que bandoleros, se quiere justificar una persecución contra determinadas ideas».35
Así pues, el impacto social que tuvo el asunto de la Mano Negra y el temor a que provocara la ilegalización de la FTRE, hizo que el Comité federal, con sede en Barcelona, se desmarcara del movimiento andaluz, aceptando la versión dada por el gobierno y por la prensa.
La respuesta airada de las federaciones andaluzas fue inmediata abriendo una brecha cada vez más grande e insuperable en el seno de la FTRE que condujo a la paulatina disminución del número de afiliados y a su disolución cinco años después.36
Debate historiográfico: ¿Existió la «La Mano Negra»?.
El historiador y periodista Juan Madrid ha afirmado sobre el tema:41
Ese interés abrumador por imputar a los anarquistas cualquier crimen con el fin de deteriorar la imagen del colectivo ha sido una constante en la historia de este país y de cualquier país.
Véase también.
Referencias.
- La Mano Negra: Historia de una represión. Por José Luis Pantoja Antúnez y Manuel Ramírez López
- Termes, 2011, p. 91.
- Termes, 2011, p. 81.
- Avilés Farré, 2013, p. 138-139.
- Avilés Farré, 2013, p. 139.
- Avilés Farré, 2013, p. 137-138.
- Avilés Farré, 2013, p. 138.
- a b Lida, 2010, p. 56-57.
- Avilés Farré, 2013, p. 139-141.
- a b Avilés Farré, 2013, p. 143-144.
- a b c Termes, 2011, p. 92.
- Avilés Farré, 2013, p. 148.
- a b Avilés Farré, 2013, p. 151.
- :a b Tuñón de Lara, 1977, p. 249.
- Lida, 2010, p. 51-52.
- Avilés Farré, 2013, p. 142-143.
- Avilés Farré, 2013, p. 150.
- DOCUMENTO INÉDITO SOBRE LA MANO NEGRA: “Averiguación de lo ocurrido con respecto al suicidio del reo condenado a muerte Cayetano de la Cruz Expósito” La Alcubilla. Boletín Digital de Historia de Jerez, Nº 0. DICIEMBRE de 2016.
- Avilés Farré, 2013, p. 152.
- Avilés Farré, 2013, p. 144.
- Avilés Farré, 2013, p. 145-147.
- Avilés Farré, 2013, p. 149. «La Federación de los Trabajadores nada tiene que la asemeje a sociedad secreta y oculta», [publicó El Liberal]
- Lida, 2010, p. 57-58.
- Termes, 2011, p. 84; 86.
- Termes, 2011, pp. 96-98.
- Avilés Farré, 2013, p. 157.
- Luciano Boada y Valladolid, presidente, y Manuel López de Azcutia, teniente fiscal del Tribunal Supremo fueron condecorados con la Gran Cruz del Orden de Isabel la Católica. Véase: Diario oficial de avisos de Madrid 17.6.1884 Año CXXVI num.169
- Avilés Farré, 2013, p. 157-158.
- Avilés Farré, 2013, p. 158; 163.
- Avilés Farré, 2013, p. 158-159.
- Avilés Farré, 2013, p. 161-163.
- Avilés Farré, 2013, p. 163-164.
- Tuñón de Lara, 1977, pp. 251-252.
- Termes, 2011, p. 88; 99.
- Tuñón de Lara, 1977, p. 252.
- Lida, 2010, p. 58.
- Tuñón de Lara, 1977, p. 251.
- Termes, 2011, p. 91-92.
- Avilés Farré, 2013, p. 164-165.
- La bodega
- Diario bahía de Cádiz
Bibliografía.
- Avilés Farré, Juan (2013). La daga y la dinamita. Los anarquistas y el nacimiento del terrorismo. Barcelona: Tusquets Editores. ISBN 978-84-8383-753-5.
- Lida, Clara E. (2010). «La Primera Internacional en España, entre la organización pública y la clandestinidad (1868-1889)». En Julián Casanova. Tierra y Libertad. Cien años de anarquismo en España. Barcelona: Crítica. pp. 33-59. ISBN 978-84-9892-119-9.
- Termes, Josep (2011). Historia del anarquismo en España (1870-1980). Barcelona: RBA. ISBN 978-84-9006-017-9.
- Tuñón de Lara, Manuel (1977) [1972]. El movimiento obrero en la historia de España. I.1832-1899 (2ª edición). Barcelona: Laia. ISBN 84-7222-331-0.
Enlaces externos.
- La leyenda de La Mano Negra
- Alegato del fiscal en el proceso de La Mano Negra
- Sentencia del proceso de La Mano Negra
- La Mano Negra en contexto
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre La Mano Negra.
3 comentarios en “La Mano Negra”