Hoy nuestras mochilas van a llevar peso extra, pues a nuestro deambular guerrillero, le vamos a añadir lo que nos han dado “los pesaos” de la sección de propaganda, quienes están convencidos, de que hay que luchar contra la imagen de bandoleros y atracadores que se da contra la guerrilla desde los portavoces del fascio.
Aquí, como en botica, hay para todos los gustos, desde bandos escritos a mano con peculiares dibujos como los que manda “el Carbonero” en verano del 41, a folletos o periódicos tirados en multicopista. De estos, ya mas profesionales, los primeros en sacar su pequeño periódico (de 5 ó 6 hojas a doble página) son los miembros de la federación de guerrillas León Galicia, publicando el número 1 el 1º de abril del 43 titulado “el Guerrillero”, que va a servir de ejemplo a la mayoría de agrupaciones guerrilleras.

Hay agrupaciones que llevan su pequeña multicopista portátil, como lo hace “Severo Eubel de la Paz” con la que tiran cantidad de panfletos y las publicaciones “Uníos” y “el Guerrillero Carpetano” y otras que prefieren no pasearla como en el caso del AGLA, que mantiene una en Valencia hasta que es descubierta y otra en uno de sus sectores guerrilleros.
También encontramos a los que bajan mochilas llenas de propaganda desde Francia y para repartirla tienen que echarle imaginación, pongamos por ejemplo un buen taco de octavillas, primero se humedecen y después se colocan sobre techos de taxis o tranvías y según se van secando se van esparciendo con el movimiento de los vehículos. Aunque el puto amo para esto es Quico Sabaté, quien consigue que le modifiquen un mortero, para que en vez de disparar proyectiles, dispare tacos de panfletos, así que desde terrazas o descampados va bombardeando Barcelona.

Todo esto cuando nos referimos a propaganda escrita, con la oral tenemos un problema, solo disponemos de “Radio Pirenaica” y como emite desde Moscú o Bucarest, nuestras acciones les llegan tarde y sin frecuencia, así que nos buscamos el público de otra manera, ocupamos un pueblo, juntamos a la gente y les damos una charla, de paso aprovechamos para desarmar a los somatenes y requisarles algo a los falangistas.
A veces colocamos banderas (también como en botica, unos las colocan del partido, otros, del sindicato y otros, republicanas), según la mala ostia que lleves ese día, puedes colocarle una carga explosiva escondida y cuando vengan a quitar la bandera…

Para terminar hemos dejado los “métodos sutiles”, sabemos que desde el régimen nunca se habla de la guerrilla, ya que desde el 39 reina la “paz de los cementerios” en este terruño y que cuando se habla es siempre con la intención de eliminar todo poso ideológico a las acciones realizadas, todo se soluciona con dos palabras: bandoleros y atracadores. Así que ante el total silencio informativo, cuando en el monte vuela una torre de alta tensión, o quizás una central hidroeléctrica, o salten las vías del ferrocarril, puede que la gente desde el valle no oiga la explosión, lo que si notarán es que se ha vuelto a cortar la luz, que mañana igual no pueden llegar al taller y aunque nada digan, saben, que “los del monte”, esta noche han estado cerca.

