Las Jornadas de Mayo de 1937, a veces también denominados Sucesos de Mayo o los Hechos de Mayo, hacen referencia a una serie de enfrentamientos ocurridos entre el 3 y el 8 de mayo de 1937 en diversas localidades de las provincias de Cataluña, con epicentro en la ciudad de Barcelona, en el contexto de la Guerra Civil Española.
En estos sucesos se enfrentaban los grupos anarquistas y trotskistas (partidarios de la Revolución), por un lado, y el Gobierno de la República, la Generalidad de Cataluña y algunos grupos políticos, por otro lado. Fue el punto culminante del enfrentamiento entre la legalidad republicana de la preguerra y la Revolución, que estaban en roce constante desde el 18 de julio de 1936.
Antecedentes: un largo conflicto incubado.
Desde que fracasase la rebelión militar en Barcelona en julio de 1936 la ciudad de Barcelona y, con ella a la cabeza, toda la región catalana habían quedado bajo control de las milicias obreras, especialmente la sindical anarquista CNT–FAI, pero también de la socialista UGT.
Recién tomados los últimos cuarteles en rebeldía, los líderes anarquistas se reunieron con Companys y resultado de esta reunión fue la constitución del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, el verdadero gobierno de Barcelona y toda Cataluña, donde estaban representados la mayoría de partidos del Front d’Esquerres (marca del Frente Popular en Cataluña); la Generalidad y el gobierno central habían perdido todo margen de actuación y asistieron pasivos ante la revolución que estaba teniendo lugar en Cataluña y que se extendió hasta Aragón.
Las industrias se habían colectivizado, pero siempre se encontraban el mismo problema cuando acudían a los bancos (colectivizados, pero bajo control comunista y la Generalidad) a solicitar créditos y se los negaban por no estar supervisadas por la Generalidad.2
En octubre el Comité se autodisolvió y sus miembros pasaron a ser los consellers del gobierno de la Generalidad de Cataluña. Pero las Patrullas de Control (organismo revolucionario de carácter represor y controlada por la CNT–FAI) continuaron su política de terror con total libertad, vista la imposibilidad del gobierno catalán de poderlas controlar ¿?.
El clima de desconfianza y enfrentamientos estaba presente no solo entre las instituciones republicanas y las organizaciones obreras, sino inclusive mismo entre estas, especialmente entre los anarquistas, por un lado, y los socialistas, nacionalistas catalanes y comunistas, por otro. Incluso entre los comunistas existía una fuerte división.
Por un lado se encontraban los comunistas estalinistas del PCE y el PSUC, que seguían la doctrina oficial de la URSS, además de ser partidarios de llevar la guerra y la revolución de forma separada, así como la defensa del orden burgués de la Segunda República.3 El PCE constituía el partido comunista mayoritario en todo el país mientras el PSUC era la principal organización comunista en Cataluña.
En el otro extremo, los comunistas anti-autoritarios del POUM (semejantes a los trotskistas), radicalmente opuestos a Stalin y partidarios de la Revolucióna la vez que se hacía la guerra (motivo por el que coincidieron con los anarquistas).4
La tensión fue en aumento desde el invierno debido a una serie de sucesos en cadena que calentaron el clima político y prepararon el camino para lo que luego tendría lugar. La campaña del PCE contra el POUM ya había empezado durante la celebración de una conferencia en Valencia, durante el mes de marzo. Durante la misma, se vilipendió a los líderes del POUM y se les acusó de ser agentes nazis encubiertos bajo una falsa propaganda revolucionaria, constituyendo unos agentes enemigos infiltrados en el país.5 El POUM había llegado a proponer que se invitara a residir en Cataluña a Trotski, a pesar de sus discrepancias con este.5
Los dirigentes del POUM se mostraban cada vez más recelosos a medida que avanzó la primavera de 1937. La tensión en las calles de Barcelona empezaba a ser palpable a la llegada de aquella caliente primavera: las incontrolables Patrullas de Control bajo dirección de Josep Asens Giol seguían deteniendo arbitrariamente y cometiendo asesinatos en sus famosos paseos. Otras patrullas anarquistas practicaban las expropiaciones privadas, que no eran otra cosa que simples robos.6 Tarradellas, como mano derecha de Companys, estaba decidido a unificar las fuerzas de seguridad en Cataluña bajo un solo mando y acabar, de esta manera, con las Patrullas de Control.7
Cuando el 26 de marzo, Tarradellas prohibió que los miembros de la policía tuvieran filiación política y al mismo tiempo dictó la entrega de todas las armas que tuvieran los partidos políticos, los anarquistas se retiraron del Gobierno de la Generalidad de Cataluña.8 La crisis abierta obligó a Companys a ceder ante las exigencias anarquistas y estos siguieron conservando sus armas y continuaron las Patrullas de Control.8
El 25 de abril una fuerza de carabineros en Puigcerdá obligó a las patrullas de la CNT a que les entregaran el control de las aduanas; Juan Negrín, ministro de Hacienda, había resuelto poner fin a aquella anomalía en virtud de la cual la CNT controlaba aquella importante frontera.9
La colectividad de Puigcerdá se había convertido en centro de espionaje, falsificación de pasaportes y fugas clandestinas y su alcalde, Antonio Martín Escudero El Cojo de Málaga, mientras que insistía en continuar la colectivización general, criaba ganadería propia.9 Después de producirse un enfrentamiento violento resultaron muertos él y varios de sus hombres.
Después de esto, a Negrín no le resultó tan difícil hacerse con el control de los demás puestos aduaneros. Simultáneamente a estos hechos, la Guardia Nacional Republicana y la Guardia de Asalto fueron enviadas a Figueras y otras ciudades del norte de Cataluña para sustituir a las patrullas de la CNT .
En Barcelona empezó a temerse que estallara la guerra abierta entre los anarquistas y el POUM y por una parte, y el gobierno y los comunistas por la otra.
Cada bando formaba sus depósitos de armas y fortificaba sus edificios en secreto, temiendo que los rivales atacaran primero.10 La tensión continuó durante una semana. El primero de mayo, que tradicionalmente era una jornada de fiesta, transcurrió en silencio, pues la UGT y la CNT acordaron suspender los desfiles, que inevitablemente habrían ocasionado disturbios.10
Bandos enfrentados.
Tres principales fuerzas políticas participaron en los acontecimientos que culminaron con los Hechos de Mayo. El Partido Socialista Unificado de Cataluña tenía como objetivo prioritario ganar la guerra, porque sin una victoria era del todo inoportuno el planteamiento revolucionario, posición mantenida por la CNT, las Juventudes Libertarias y el POUM y otros grupos de menor importancia como la anarquista Agrupación de los Amigos de Durruti o la trotskista Sección Bolchevique-Leninista de España.
También existían grupos proclives a un regreso a la legalidad de la República como eran las mismas autoridades republicanas del Gobierno de Valencia o la Generalidad, con el apoyo de los partidos como el ya citado PSUC o Esquerra Republicana de Catalunya. Un tercer sector lo compondrá la parte más «posibilista» de la CNT, partidario del cese inmediato de las hostilidades entre los dos bandos antes citados. Aunque el PSUC no era un partido burgués, desde el punto de vista de las autoridades republicanas este se presenta como alternativa frente al caos revolucionario y propugnaba el fortalecimiento del gobierno central que sustituiría los comités locales; Para conseguirlo precisaba de un ejército organizado, instruido y dirigido por un mando único, Orwell resumiría la línea del partido del siguiente modo:
«… Aferrarse a los fragmentos del control obrero y repetir como loros fines revolucionarios es más que inútil: no resulta sólo obstaculizante, sino también contrarrevolucionario, porque conduce a divisiones que los fascistas pueden utilizar contra nosotros. En esta etapa no luchamos por la dictadura del proletariado…»
Cronología de los enfrentamientos.
Hechos preliminares.
El 2 de mayo el ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto, telefoneó a la Generalidad de Cataluña desde Valencia; el telefonista anarcosindicalista que había al otro lado le replicó que en Barcelona no había gobierno alguno sino solo un comité de Defensa.10 El gobierno estaba convencido de que hacía tiempo que los anarquistas registraban sus conversaciones telefónicas (los cuales, desde luego, disponían de medios para hacerlo).10 Otra vez ese mismo día, hubo una llamada del presidente de la República Manuel Azaña a Companys, Presidente de la Generalidad. A mitad de conversación, esta fue cortada por el telefonista, quien dijo que las líneas debían usarse con fines más importantes que una mera charla entre ambos presidentes.11 Hacía tiempo que las autoridades republicanas sospechaban que los anarcosindicalistas tenían sometidas a escuchas todas las conversaciones telefónicas de tipo oficial, y esta clase de incidentes supusieron la gota que colmó el vaso.
Por otro lado, esa misma tarde del 2 de mayo de 1937 se produjeron tiroteos en Barcelona entre miembros de Estat Català y la FAI, resultando muerto un miembro de esta última. Ello era prueba de la explosiva situación que se vivía en Barcelona [cita requerida].
3 de mayo.
Un grupo de 200 policías mandados por el consejero de Orden Público de la Generalidad de Cataluña, Rodríguez Salas, se dirigió a la central de la Telefónica y se personó en el departamento de censura (situado en la segunda planta) con la intención de tomar el control del edificio.10 Aquello pareció a los anarquistas una provocación, pues la Telefónica estaba ocupada legalmente por un comité anarcosindicalista de acuerdo a un decreto de la propia Generalidad acerca de las colectivizaciones. Rodríguez Salas, por su parte, obtuvo esta orden del responsable de asuntos interiores en el gobierno autonómico, Artemi Ayguadé.10 Entonces los trabajadores anarquistas abrieron fuego desde el rellano de la segunda planta contra el departamento de censura. Rodríguez Salas solicitó ayuda por teléfono y se presentó la Guardia Nacional Republicana junto a dos jefes de las Patrullas de Control, Dionisio Eroles (a la sazón jefe de la comisaría anarquista) y José Asens (el jefe de las Patrullas de Control). Eroles persuadió a los trabajadores cenetistas de que cesaran el fuego y aunque se resistieron en un principio, estos entregaron su armas pero no sin antes disparar a través de las ventanas la munición sobrante.12
En la plaza de Cataluña se había congregado una muchedumbre: al principio se creyó que los anarquistas habían capturado al jefe de Policía.12 El POUM, los Amigos de Durruti, los leninistas-bolcheviques y las juventudes anarquistas tomaron posiciones y al cabo de unas cuantas horas, todas las organizaciones políticas habían sacado las armas que tenían ocultas y empezaron a construir barricadas. A partir de esta escaramuza, se inician combates en diferentes puntos de la ciudad. Se construyen varios cientos de barricadas, y las unidades de policía ocupan azoteas y torres de iglesias.12 Al anochecer, Barcelona era una ciudad en guerra.
El PSUC y el gobierno controlaban un sector urbano situado al este de las Ramblas. Los anarquistas dominaban el sector oeste y todos los suburbios también se encontraban en sus manos. En el centro de la ciudad, donde las sedes de los sindicatos y los partidos políticos (instaladas en edificios y hoteles requisados) se encontraban relativamente próximas, se empezó a oír disparos y todos los automóviles que circulaban eran ametrallados.13 En la Telefónica se había acordado una tregua y las comunicaciones telefónicas, que resultaban esenciales para la guerra, no se interrumpieron. La policía, instalada en la primera planta, incluso enviaba bocadillos a los anarquistas, que ocupaban las plantas superiores. Sin embargo, desde las azoteas, se lanzaron varias granadas que hicieron volar a varios coches de policía.13 Lo que empeoraba la situación era el hecho de que ni en la CNT ni en la FAI existía la menor cohesión; la antorcha de la revolución la habían recogido los más extremistas de sus seguidores o las juventudes anarquistas. A primeras horas de la noche, los jefes del POUM propusieron a los aturdidos dirigentes anarquistas en Barcelona formar una alianza contra el comunismo y el gobierno.14 Los líderes anarquistas se negaron inmediatamente.15
4 de mayo.
El 4 de mayo Barcelona estaba sumida en el silencio, solo interrumpido por el fuego de fusiles y ametralladoras. Los comercios y edificios estaban cubiertos por barricadas. Grupos armados de anarquistas atacaron los cuarteles de la Guardia de Asalto y edificios gubernamentales. Estos y los militantes comunistas contraatacaron.16 La mayor parte del proletariado barcelonés apoyaba a los anarcosindicalistas y se teme iniciar otra Guerra Civil dentro de la Guerra Civil. A las once de la mañana los delegados de los sindicatos de CNT se reúnen y acuerdan hacer todo lo posible para restablecer la tranquilidad. Entretanto, los dirigentes anarquistas García Oliver y Federica Montseny leían por la radio un llamamiento a sus seguidores para que depusieran las armas y volvieran al trabajo. Jacinto Toryho, director de «Solidaridad Obrera», se expresó en el mismo sentido.16 Los ministros anarquistas iban llegando a Barcelona, y con ellos Mariano Rodríguez Vázquez, «Marianet» (secretario del comité nacional de la CNT), Pascual Tomás y Carlos Hernández (del comité ejecutivo de la UGT).16 Ninguno de ellos deseaba un enfrentamiento con los comunistas, pero el presidente Largo Caballero no tenía ninguna gana de emplear la fuerza contra los anarquistas.16 Federica Montseny diría más tarde que la noticia de los disturbios había cogido totalmente desprevenida a ella misma y a los restantes ministros anarquistas.17
En el Frente de Aragón, unidades de la 26.ª División anarquista (anteriormente llamada la Columna Durruti) a las órdenes de Gregorio Jover, se congregaron en Barbastro para emprender la marcha sobre Barcelona. No obstante, al oír la alocución radiada por García Oliver permanecieron donde estaban.18 Pero la 28.ª División (la que fuera la Columna Ascaso) y también la 29.ª División del POUM, capitaneada por Rovira, no desistieron de la proyectada marcha sobre Madrid hasta que el jefe de la aviación republicana en el frente de Aragón, Alfonso Reyes, amenazó con bombardearles si la marcha se efectuaba.18
Hacia las cinco de la tarde, fueron abatidos varios anarquistas por la policía cerca de la Vía Durruti (actual Vía Layetana). El POUM empieza a apoyar públicamente la resistencia.19 En los tiroteos que se producen a lo largo de este día, muere el conocido libertario Domingo Ascaso, a la postre familiar del mítico Francisco Ascaso y de Joaquín Ascaso, presidente del Consejo Regional de Defensa de Aragón.
La Sección Bolchevique-Leninista de España, grupo oficial de la IV Internacional, distribuye en las barricadas de Barcelona octavillas tituladas «Viva la ofensiva revolucionaria», que incluyen el siguiente texto:
«Viva la Ofensiva revolucionaria – Nada de compromisos – Desarme de la GNR y Guardia de Asalto reaccionarias – El momento es decisivo – La próxima vez será demasiado tarde – Huelga general en todas las industrias que no trabajen para la guerra, hasta la dimisión del gobierno reaccionario – Sólo el Poder Proletario puede asegurar la victoria militar – Armamento de la clase obrera – Viva la unidad de acción CNT–FAI-POUM – Viva el Frente Revolucionario del Proletariado – En los talleres, fábricas, barricadas, etc.: Comités de defensa Revolucionaria.»
5 de mayo.
Dentro de la Generalidad de Cataluña, Tarradellas, respaldado por el presidente Companys, seguía negándose a acceder a la exigencia anarquista de que dimitieran Rodríguez Salas y Ayguadé. Pero al final se llegó a una solución y Companys llega a una frágil tregua con los diferentes grupos. El gobierno catalán dimitiría, formándose uno nuevo del cual Ayguadé quedaría fuera, para satisfacer las peticiones anarquistas.
En el nuevo gobierno estarían representados los anarquistas, Esquerra, el PSUC y la Unió de Rabassaires.18 Pero los tiroteos incontrolados seguían barriendo las calles de la ciudad barcelonesa, causando la muerte a quienes se aventuraban a salir de sus refugios.
A las nueve y media de la mañana la Guardia de Asalto ataca la oficina central del sindicato médico, en la Plaza Santa Ana en el centro de la ciudad, y la sede central de la Federación Local de la FIJL. Los anarquistas denunciaban la complicidad del Gobierno y de los intereses soviéticos en terminar con la Revolución Social que se vive en Cataluña.
El grupo anarquista Agrupación de los Amigos de Durruti publicó varias octavillas, exigiendo la liberación de Francisco Maroto del Ojo (anarquista andaluz recientemente encarcelado) y llamando a la población a la resistencia.18 En una de ellas declaraba que:
Ha sido constituida una Junta Revolucionaria en Barcelona. Todos los responsables del golpe de estado, que maniobran bajo protección del gobierno, serán ejecutados. El POUM será miembro de la Junta Revolucionaria porque ellos apoyaron a los trabajadores.20
No obstante, tanto la CNT–FAI como la FIJL rechazan participar en la iniciativa de la agrupación.20
Hacia las cinco de la tarde los escritores anarquistas italianos Camilo Berneri y Francesco Barbieri son detenidos por un grupo de doce guardias, seis de ellos de la policía municipal y el resto miembros del PSUC. Ambos serán asesinados durante su arresto.18 El clima de alarma se encrespó más aún cuando llegaron al puerto unos destructores británicos. El POUM temía, sin razón alguna, que vinieran en misión de bombardeo.nota 2 En realidad los ingleses temían que los anarquistas se hicieran dueños de la situación y se estaba hablando de evacuar a los súbditos extranjeros.20 Hacia la noche llegó a la ciudad Federica Montseny, ministra de Sanidad e importante miembro de la CNT con el propósito de mediar entre las partes.20 El comunista Antonio Sesé, secretario general de la UGT catalana y miembro del nuevo consejo provisional de la Generalidad de Cataluña, resultó muerto en un tiroteo cuando se dirigía a recibir su nombramiento.20
Ese mismo día, en Tarragona y otras localidades costeras se produjeron combates, la Guardia de Asalto procede igualmente a intentar desalojar las centrales de la Telefónica ocupadas por la CNT; La situación se repitió en Tortosa y Vich, dando un saldo al final del día con más de una treintena de anarquistas muertos en Tarragona y otros tantos en Tortosa.20 Por la noche Companys y Largo Caballero mantuvieron una conversación telefónica en el curso de la cual el presidente catalán aceptó la oferta formulada por el presidente del gobierno de enviarle ayuda para restaurar el orden.21
6 de mayo.
Durante la madrugada la CNT llama una vez más a los trabajadores a regresar al trabajo que se observó durante la mañana, aunque los llamamientos para volver al trabajo fueron desatendidos, más por miedo que por obstinación.20 Por la tarde, no obstante, se reanudaron los combates. En un cine resultaron muertos varios guardias de la GNR por disparos de una pieza de artillería de 75 mm. que habían traído de la costa varios miembros de las juventudes libertarias.20
Una fuerza de aproximadamente 5000 miembros,1 la mayoría de ellos guardias de asalto, parten de Madrid y Valencia hacia la capital catalana. Por la noche dos destructores republicanos, acompañados por el acorazado Jaime I llegaron al puerto de Barcelona procedentes de Valencia y cargados de hombres armados; Prieto había logrado vencer la aversión de Largo Caballero al tomar cartas en el asunto.20 Al difundirse la noticia por la ciudad, la mayor parte de los trabajadores en huelga abandonan la resistencia. En Tarragona, milicianos de Estat Català, ERC y PSUC atacan la sede local de la FIJL, consiguiendo tomarla al asalto tras un duro enfrentamiento armado[cita requerida].
7 de mayo.
A las ocho y veinte de la mañana llega la expedición de los guardias de asalto a Barcelona, ocupando distintos puntos neurálgicos de la ciudad. Algunos vienen por carretera desde Valencia, después de dominar sendas revueltas en Tarragona y Reus.1 Los anarquistas locales habían volado los puentes, carreteras y ferrocarriles para impedir el paso a la columna. Ese día la CNT volvió a hacer un llamamiento a la vuelta al trabajo, proclamando por la radio: «¡Abajo las barricadas! ¡Que cada ciudadano se lleve su adoquín! ¡Volvamos a la normalidad!».20 Los guardias de asalto en las ciudades de Barcelona y Tarragona y muchas otras localidades, proceden a desarmar y detener a numerosos miembros de la CNT, FAI, FIJL y POUM que habían participado en ellas.
8 de mayo.
Las calles vuelven a la normalidad con algunos incidentes aislados y se empiezan a desmontar las barricadas. Los disturbios de Barcelona habían acabado finalmente. La prensa de la época calculó el número de bajas en 500 muertos y 1000 heridos.22 Las Jornadas de Mayo tuvieron también un campo de actuación secundario en muchos pueblos, principalmente de las provincias de Barcelona y Tarragona. Aquí la lucha también fue fortísima, aunque al final también fueron derrotados los anarquistas y trotskistas.
Repercusiones y consecuencias.
Las Jornadas de Mayo tuvieron unas profundas y largas consecuencias. De un lado demostraron que no se podía contar con que los anarquistas respondieran con voz unánime ante una situación dada, como había ocurrido el 18 de julio de 1936. Se había abierto un foso entre los ministros anarquistas, absortos en la tarea de ganar la guerra, y las juventudes anarquistas, obcecadas en hacer triunfar, por encima de todo, La Revolución. Personajes en otro tiempo muy influyentes, como Escorza o García Oliver, habían perdido el control sobre sus propios seguidores.23 La crisis demostró que no podría haber tregua entre los comunistas y el POUM. La Generalidad de Cataluña fue restaurada en sus funciones, entrando en ella un solo representante de la UGT (el comunista Vidiella), otro de la CNT (Valerio Mas) y otro de Esquerra (otra vez Tarradellas). Algunos responsables de las muertes fueron juzgados después, pero solo en Tarragona, y no se les condenó a muerte sino solo a penas de prisión.24
La Generalidad de Cataluña, los comunistas y el gobierno central parecían dispuestos a actuar conjuntamente contra los extremistas, por la fuerza, si era necesario. El nuevo director de Orden Público en Barcelona, José Echevarría Novoa, no tardó en restaurar la normalidad en gran parte del sistema judicial,25 pero, de este modo, los comunistas pudieron emprender con mayor facilidad su cruzada contra el POUM.26 Las autoridades republicanas no tomaron más medidas contra la CNT–FAI, debido al gran poder que todavía detentaban y también por su gran apoyo popular. La situación del POUM fue bien distinta, ya que el gobierno republicano acabaría ilegalizando el partido poco tiempo después (el 16 de junio) y detuvo a sus principales dirigentes, entre ellos Julián Gorkin y Andreu Nin. El POUM acabaría desapareciendo del mapa político, mientras que el movimiento anarquista nunca volvería a intervenir en la guerra como había hecho hasta ahora. A la larga, estas disputas internas que desgarraban a la República supusieron un lastre en su unidad interna frente a los sublevados. Consecuencia misma de los Sucesos de Barcelona fue la caída del Gobierno de la Victoria de Largo Caballero y la salida de los 4 ministros anarquistas que tenían representación en él, además de una clara victoria en la influencia y poder de los comunistas dentro del bando republicano.27
En la cultura popular.
El impacto y las repercusiones de los Sucesos de Mayo fueron tales que quedarían reflejados en distintas novelas y películas a posteriori de que estos tuviesen lugar. «Homenaje a Cataluña» de George Orwell, fue la primera novela escritanota 3 (y una de las más famosas) sobre estos sucesos, siendo publicada en abril de 1938, cuando todavía no se había cumplido un año. El escritor inglés tuvo el privilegio de haber sido testigo de primera mano sobre los sucesos de Barcelona, pues él estuvo entre los milicianos del POUM. La escritora catalana Mercè Rodoreda publicó en 1962 la novela «La plaza del Diamante» (La plaça del Diamant en su título original en catalán), obra sobre la historia de una chica barcelonesa (Natalia) a la que le toca vivir la Guerra Civil. En un pasaje de la obra también quedan reflejados los enfrentamientos de mayo de 1937. En 1982 fue realizada una película basándose en la obra de la escritora catalana, que fue dirigida por Francesc Betriu. La versión cinematográfica «La plaza del Diamante» constituye un fiel reflejo de la novela. En 1984 se estrenó la película «Memorias del General Escobar» (dirigida por José Luis Madrid), que narra la historia del general Antonio Escobar en su papel jugado durante la Guerra Civil y también durante los Sucesos de Barcelona.
En 1995 el director de cine inglés Ken Loach dirigió la película «Tierra y libertad», inspirada en las páginas de George Orwell. En una parte de la película, se retratan los acontecimientos de Mayo en Barcelona, con ciertas similitudes a la obra de Orwell.
Véase también.
Notas.
- Las Fuerzas de seguridad disponían de 3 Grupos de la Guardia de Asalto (3.000 efectivos), a los que habría que sumar 1.000 efectivos de la Guardia Nacional Republicana (GNR) y otras fuerzas de seguridad, como los Mozos de Escuadra. Posteriormente fueron enviados como refuerzo 4.000 guardias de Asalto, mientras que la Armada envió al Acorazado Jaime I y 2 destructores. También habría que destacar a las fuerzas auxiliares de PSUC, ERC y Estat Català.
- George Orwell, que se encontraba en un puesto del POUM en la línea de fuego, compartía este temor.
- George Orwell, obra citada, critica el control estalinista del Partido Comunista de España y las mentiras que se usaban como propaganda para la manipulación informativa. En 1937, durante la represión del gobierno de Negrín contra el POUM, Orwell relató que estuvo a punto de ser asesinado en Barcelona.
Fuentes.
Bibliografía.
- Aguilera Povedano, Manuel. Compañeros y camaradas. Las luchas entre antifascistas en la Guerra Civil Española. Editorial Actas. Madrid, 2012. ISBN 978-84-9739-124-5
- La guerra civil mes a mes, Tomo 13. Los sucesos de Barcelona (Mayo de 1937), varios autores, Grupo Unidad Editorial S.A., 2005 ISBN 84-96507-59-9 (obra completa) ISBN 84-96507-72-6 (Tomo 13).
- Thomas, Hugh (1976). Historia de la Guerra Civil Española. Barcelona: Círculo de Lectores. ISBN 84-226-0873-1.
- Orwell, George (2003). Ediciones Destino, ed. Homenaje a Cataluña. Barcelona. ISBN 84-9710-043-3.
- Jaume Miravitlles (1951-53). Episodis de la Guerra Civil Espanyola. Toulosue.
- José Peirats (1972). La CNT en la Revolución Española. Barcelona.
Referencias.
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- Julian Gorkin, Caníbales políticos, p.69
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- a b c d Hugh Thomas, p. 710
- Peirats, La CNT, p.274
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- Julian Gorkin, Caníbales Políticos, p.69
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- Ángel Ossorio y Gallardo, Vida y sacrificio de Companys, p. 210
- Peirats, La CNT, p.206
- Hugh Thomas, p.714
- Peirats, La CNT, p.346
- Viñas, Ángel (2007). El escudo de la República. Barcelona: Editorial Crítica. p. 514. ISBN 978-84-8432-892-6.
- Hugh Thomas, p.714
- Hugh Thomas, p.717
Enlaces externos.
Wikisource contiene un ejemplar de las octavillas repartidas por la Agrupación de los Amigos de Durruti.
Antecedentes y cronología de los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona
José COSTA FONT
28 de noviembre de 1936.Intervención del Cónsul General de la URSS en Barcelona Antonov Ovscenko, denunciando, en una nota a la prensa, al órgano del POUM, La Batalla, como «participante de la prensa vendida al fascismo internacional».
Diciembre de 1936. El PSUC provoca una crisis en el gobierno de la Generalitat, consiguiendo la exclusión de Andrés Nin, Consejero de Justicia.
17 de diciembre de 1936. Pravda publica: «En Catalunya la eliminación de los trotskistas y de los anarcosindicalistas ha empezado; será llevada a término con la misma energía que en la URSS».
7 de enero de 1937. Siendo ya Joan Comorera, en representación de la UGT, Consejero de Abastecimientos de la Generalitat, su primera «providencia» es disolver los Comités de Abastos de los Sindicatos y transferir sus funciones al comercio privado, imputando una mala distribución de los productos alimenticios al anterior Consejero, J. J. Domenech, de la CNT.
20 de enero de 1937. Llega el primer barco soviético, el Ziryanin, que descarga en el puerto de Barcelona 901 toneladas de harina, 882 de azúcar y 568 de grasas comestibles. A propósito de dicho arribo, «Solidaridad Obrera», órgano, de la CNT, publica un articulo bochornoso alabando la «solidaridad del pueblo soviético» por el envío de dichas mercancías.
23 de enero de 1937. Tiene lugar el Primer Congreso de los Trabajadores de la Tierra (UGT). Arenga de Víctor Colomer, ex poumista, contra las colectividades agrarias de Catalunya y Aragón. Por estas fechas, la censura previa aparece en las páginas de los rotativos barceloneses, establecida bajo el pretexto de haberse acordado ejercerla para los partes militares. Los «blancos» en las páginas de los diarios van en aumento cada día que pasa.
26 de enero de 1937. El gobierno de la Generalitat suspende un mitin CNT-POUM que tenía que celebrarse en Tarragona.
4 de marzo de 1937. Decreto del gobierno de la Generalidad declarando disueltas las patrullas de control. Duros enfrentamientos con resultados desiguales entre la policía y fuerzas de seguridad del gobierno, con las patrullas.
5 de marzo de 1937. Robo de tanquetas de los depósitos de material de guerra controlados por CNT (12 tanquetas) por un comando comunista salido del Cuartel Vorochilof esgrimiendo una orden de requisa con la firma falsificada de Eugenio Vallejo, responsable de la Industria de guerra de Barcelona y perteneciente a la CNT. El comisario político de dicho cuartel desautoriza la acción de sus subordinados, pero el hecho es bien patente.
14 de marzo de 1937. El órgano del POUM. «La Batalla» es suspendido por cuatro días.
28 de marzo de 1937. Conferencia de delegados de toda la prensa de la CNT y de la FAI, en la casa CNT–FAI de Barcelona, para coordinar toda clase de expresión escrita en los órganos del Movimiento Libertario con vistas a limitar los desacuerdos, la critica manifestada por ciertos diarios y revistas, acusando de traición de los principios libertarlos por parte de los órganos dirigentes en general y de los que ejercen funciones ministeriales en particular (citado por José Peirats).
14 de abril de 1937. Carta abierta de Camilo Berneri (asesinado el 4 de mayo) a Federica Montseny, poniéndole de relieve las carencias y contradicciones entre los deberes de la La Revolución y la conducta que se observa en la participación gubernamental de la CNT–FAI.
17 de abril de 1937. Se atacan los controles de fronteras desempeñados por la CNT, ocupándose los mismos por destacamentos de carabineros, primero en Puigcerda y después en Figueres. Mediante un compromiso, los libertarios abandonan los puestos.
25 de abril de 1937. Es asesinado Roldán Cortada, del PSUC-UGT, en circunstancias extrañas. Los comunistas inculpan del hecho a los elementos libertarios: pero estos desmienten categóricamente haber cometido tal crimen. Siempre existió la presunción de que Roldán Cortada fue víctima de una maniobra de los servicios secretos de la penetración soviética en Barcelona. Roldán Cortada perteneció en su día a la CNT y fue uno de los firmantes del célebre Manifiesto de los Treinta, que provocó la primera escisión en la CNT.
27 de abril de 1937. Es asesinado Antonio Martín (CNT), alcaide de Puigcerda, junto con tres cenetistas más.
1 de mayo de 1937. Es sábado y se trabaja. Comunicados oficiales de los partidos y organizaciones sindicales sobre el significado de la fecha para la clase obrera. Pocos días antes, Camilo Berneri denuncia en su diario «Guerra di classe» las maniobras reaccionarias que se están promocionando.
Los hechos
3 de mayo de 1937. A las 2 horas y 45 minutos de la tarde, algunos camiones con guardias de asalto, bajo el mando de Rodríguez Salas, Comisario de Orden Público de la Generalitat y miembro del PSUC, se sitúan delante del edificio de la Telefónica de la Plaza de Cataluña, de Barcelona. Entran en el edificio al grito de «¡Manos arriba!», desarmando a los primeros vigilantes armados que encuentran. Suben a los pisos, pero inmediatamente son rechazados por los empleados y vigilantes a tiro limpio hacia la planta baja. Se entabla una lucha a muerte entre los de arriba y los de la planta baja. La Telefónica era controlada por un Comité de Enlace CNT-UGT. A consecuencia de este ataque, se movilizan las fuerzas armadas del PSUC, Estat Català, Guardias Nacionales Republicanos (ex Guardia Civil), Mozos de Escuadra, Guardias de Seguridad y de Asalto, por una parte; por la otra, todas las fuerzas de la CNT–FAI–juventudes libertarias, del POUM y patrullas de control. El poder y la dirección de estas últimas fuerzas radica y se ejerce desde los Comités de Defensa CNT–FAI–juventudes libertarias, de los barrios de Barcelona y de las localidades periféricas. Comunicación directa por radio de onda extracorta desde una emisora instalada en la Casa CNT–FAI, de Vía Layetana, al frente de la cual está el miembro faísta Xena, de Hospitalet de Llobregat.
5 de mayo de 1937. Muere Antonio Sesé, Secretario General de la UGT, víctima de un tiroteo entre los contendientes en el momento que pasaba con un coche, entre las dos líneas, para trasladarse a la Generalitat y hacerse cargo de una Consejería.
7 de mayo de 1937. La CNT vuelve a hacer un llamamiento a la vuelta al trabajo por la radio: «¡Abajo las barricadas! ¡Que cada ciudadano se lleve su adoquín! ¡Volvamos a la normalidad!».
8 de mayo de 1937. Se vuelve a la normalidad y se empiezan a desmontar las barricadas. La prensa calculó el número de bajas en 500 muertos y 1.000 heridos.
15 de mayo de 1937. Dimisión del gobierno de Largo Caballero.
16 de junio de 1937. Es detenido Andrés Nin. Por mucho que se insistió, nunca más se supo de su paradero.
5 de agosto de 1937. Orden de Indalecio Prieto, ministro de Defensa, dada de palabra (Líster dixit) para que éste disuelva las colectividades campesinas de Aragón y sean devueltas las tierras a sus antiguos propietarios, así como que se detenga a los componentes del Consejo de Aragón.
A partir de aquí, la guerra empieza a ser ganada, con toda propiedad, por el General Franco.
Publicado en Polémica, n.º 4-5, junio 1982
GUERRA CIVIL ESPAÑOLA: Hechos de Barcelona (mayo de 1937)
Extractos del capítulo 17 de España en Guerra en el que se explican los llamados «Hechos de Mayo» con el enfrentamiento en Barcelona entre las organizaciones y partidos obreros por sus diferencias sobre guerra y revolución en el contexto de la Guerra Civil.
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