HISTORIA DEL ANARQUISMO EN ESPAÑA

El Movimiento Libertario en la lucha contra el Franquismo

Por Antonio TÉLLEZ

Juan Manuel Molina Mateo, Juanel
Juan Manuel Molina Mateo, Juanel

La historia del antifranquismo en los años inmediatamente posteriores a la guerra civil, si se escribe algún día, deberá denominarse, más bien, historia de la represión franquista, sin tener en cuenta la tan explotada tragicomedia de la «lucha contra el comunismo y contra el bandidaje», que sirvió de justificación a una política gubernamental firmemente orientada hacia la exterminación de toda la oposición.

Si se considera que al terminar la guerra civil 500.000 personas se encontraban en las cárceles y en los campos de concentración, entre ellas unas 40.000 mujeres, y más de 400.000 españoles se habían exiliado, es, pues, a través de las medidas represivas del régimen contra sus adversarios como podrá obtenerse una visión panorámica real de la lucha contra la dictadura.

Sin embargo, para que tal trabajo pueda realizarse, será necesario que los investigadores puedan tener acceso a todos los archivos o lo que quede de ellos, tanto policiales como militares o de la Guardia Civil, a toda la documentación sepultada en los servicios gubernamentales, para completar la información dispersa entre particulares que, sin ser desdeñable, sólo representa una ínfima parte de una memoria histórica que todo el mundo tiene derecho a conocer, tanto si gusta como si no.

Ahora puede exigirse este derecho a la verdad, al conocimiento de treinta y nueve años de historia de España, por espeluznante que sea. La historia de los pueblos es su memoria y ésta no puede cercenarse bajo ningún pretexto, nadie puede imponer el borrón y cuenta nueva. Los protagonistas de tan inconmensurable tragedia han desaparecido o tienen muchos años. Cincuenta años de silencio, cuando no de mentira, nos parecen más que suficientes.

En este trabajo no nos referiremos a la lucha armada en las zonas que quedaron en poder de los sublevados en julio de 1936, como Galicia, Extremadura, parte de Andalucía ni a las zonas reconquistadas, como Asturias y el País Vasco. Abordaremos, pues, algunos aspectos de la lucha antifranquista desde el 1 de abril de 1939, cuando el último parte de guerra comunicó que «las fuerzas nacionales han ocupado los últimos objetivos militares. La guerra ha terminado». Descomunal mentira, pues otra guerra iba a proseguirse durante siete lustros, dejando en el camino a decenas de miles de nuevas víctimas, sin duda más numerosas que las registradas en tres años de contienda bélica.

Mariano Rodríguez Vázquez

Mariano Rodríguez Vázquez

La resistencia antifranquista surgió el mismo día en que se proclamaba una victoria conseguida, sin ningún disimulo, con la ayuda masiva aportada por la Alemania nazi y la Italia fascista. De los 30.000 hombres aproximadamente que se concentraron en el puerto de Alicante a finales de marzo de 1939, sólo muy pocos pudieron abandonar el país; los demás fueron a parar, en una primera etapa, al castillo de San Miguel, de Orihuela, convertido en prisión, a los castillos alicantinos de Santa Bárbara y San Fernando, y a otros lugares y cárceles, como la de Valencia, donde murieron más de 15.000 personas ique se dice pronto! Unos 18.000 hombres fueron conducidos al campo de Albatera, que había sido construido anteriormente para unas 800 personas, situado a 28 km de Alicante, donde fueron separados, en una primera selección, los miembros conocidos de organizaciones antifascistas, comités, jefes y oficiales, comisarios, agentes del Servicio de Investigación Militar (SIM), etc., de los soldados rasos y civiles.

Entre los muchos militantes de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), Federación Anarquista Ibérica (FAI) y Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL) que cayeron en la ratonera de Alicante, pueden citarse: David Antona Domínguez, secretario general del Comité nacional de la CNT al estallar la sublevación militar, y que sería luego secretario del Comité regional del Centro y, finalmente, gobernador civil de Ciudad Real, hasta la derrota; Juan Gallego Crespo, secretario general de la Regional del Centro hasta el último día de la guerra civil; Miguel Vallejo Sebastián,1 del Comité regional de Aragón; Manuel Amil Barcia y Melchor Batzán, miembros del Comité de Defensa del Centro; Lorenzo Iñigo Granizo,2 que desempeñó la Consejería de Industrias de guerra en la Junta de Defensa de Madrid; Manuel Villar Mingo,3 redactor de Solidaridad Obrera de Barcelona, director de CNT de Madrid y director de Fragua Social de Valencia; Antonio Ejarque Pina,4 metalúrgico aragonés, comisario de la 25 División y, posteriormente, de un Cuerpo de Ejército; Antonio Moreno Toledo, que sustituyó interinamente a David Antona en el CN de la CNT cuando éste fue detenido Saturnino Carod Lerín,5 quien con campesinos del Bajo Aragón constituyó una columna de milicianos, luego comisario de la 118 Brigada y finalmente comisario de la 25 División; Eduardo de Guzmán Espinosa, director de La Tierra y de Castilla Libre; el guerrillero aragonés Cayetano Continente, El abuelo. Todos estos militantes participaron activamente en la lucha antifranquista, salvo David Antona6 y Cayetano Continente7 que no tuvieron la oportunidad de hacerlo.

David Antona Domínguez
David Antona Domínguez

 

En el campo de Albatera los compañeros se organizaron en grupos, con delegados y enlaces. Una de las primeras actividades, que no admitía la menor demora, pues cada día caían asesinados muchos de los detenidos, era la lucha por la vida, facilitar la evasión del mayor número de militantes destacados para librarlos del piquete de ejecución o del paseo. Entre otros muchos, logró salir del campo Esteban Pallarols Xirgu, Riera, oriundo de Vic (Barcelona). En cuanto pisó la calle, Pallarols constituyó el primer Comité nacional clandestino de la CNT con sede en Valencia, que se denominó Junta Nacional del Movimiento Libertario,8 en compañía de Génesis López Claver,José Úbeda Cañero, Francisco Mares Sánchez, que era de Chelva (Valencia), José Cervera Mermell y Leoncio Sánchez Cardete, conquense de Zafrilla, que había sido secretario de la Federación local de Sindicatos únicos de Valencia y miembro del Subcomité nacional de la CNT que se constituyó en Levante cuando la zona republicana quedó partida en dos al llegar las fuerzas franquistas al Mediterráneo (abril de 1938). Pallarols organizó a los compañeros de la región valenciana, estableció relación con los presos de los campos de concentración y cárceles, y también enlazó con otras capitales. Dos mujeres se destacaron en las misiones de enlace, Julia Miravé Barrao, La Maña –compañera de Miguel Vallejo Sebastián, y Lidia Sánchez.

El Comité de Riera fabricaba o se procuraba por diversos medios toda clase de documentos útiles para liberar a los presos más comprometidos y también organizaba el viaje al extranjero a los que lo deseaban. Dos colaboradores eficaces fueron José Riera García, Riereta y Amadeo Casares Colomer. El primero porque era impresor y trabajaba en una imprenta donde se fabricaban los sellos de goma para el Gobierno civil y centros y distritos de Falange; el segundo porque era un hábil dibujante, capaz de reproducir exactamente cualquier membrete, y que falsificó a la perfección los carnets de Falange. Los sellos del Gobierno civil servían para confeccionar salvoconductos, indispensables para poder salir de Valencia o para viajar entre provincias.

Francisco Ponzán Vidal

Francisco Ponzán Vidal

En París, mientras tanto, en febrero de 1939, se había constituido un Consejo General del Movimiento Libertario, como representación única en el exilio de la CNTFAIFIJL, presidido por Mariano Rodríguez Vázquez, Marianet, último secretario general de la CNT en España, y éste nombró a Juan Manuel Molina Mateo,Juanel delegado de los campos de concentración en Francia. Los primeros compañeros evadidos de España llegaron al país galo a finales de mayo de 1939. Entre ellos, Antonio Aranda Gadea, comisario de Compañía en la 116 Brigada, y Sebastián Vicente Esteban, jefe de la 118 Brigada, ambas de la 25 División. Las noticias que dieron al Consejo sobre la situación de miles de compañeros en España fueron el acicate para que el Consejo decidiera colaborar en la tarea de salvar vidas en peligro.Juanel se puso en relación con Francisco Ponzán Vidal,9 que se encontraba en el campo de Vernet d’Ariege, y con Paulino Díez Martín, delegado de SIA (Solidaridad Internacional Antifascista) para atender a los militantes que se encontraban en los campos de concentración de los Pirineos Orientales.

Manuel Salas Blasco
Manuel Salas Blasco

Fue del campo de Vernet de donde salieron los primeros grupos de compañeros que se incorporaron a España para colaborar con los que no habían podido abandonar el país. Francisco Ponzán era sin duda el hombre más indicado para coordinar la acción de estos grupos, pues, cuando pasó a Francia era teniente del Servicio de Investigación Especial Periférico (SIEP) del X Cuerpo de Ejército y había tenido la intuición de dejar en España puntos de apoyo y depósitos de armas que iban a ser indispensables en la nueva etapa de lucha contra el franquismo.

Así pues, simultáneamente con el trabajo prioritario de salvar vidas humanas, Ponzán organizó también los primeros grupos de acción de resistencia armada contra el régimen franquista, grupos que ya llegaron a Barcelona a primeros de julio de 1939.

Por otra parte, Esteban Pallarols estableció contacto directo con el Consejo del exilio y los primeros delegados que llegaron a Francia con un amplio informe fueron Génesis López ClaverManuel Salas Blasco, ex director de Cultura y Acción de Aragón y de las publicaciones de la 25 División, ambos salidos del campo de Albatera.

La primera entrevista con algunos delegados del Consejo, tuvo lugar en Lunel, cerca de Nimes, en casa del guerrillero Batista. Ante las vacilaciones de los reunidos, se decidió que la delegación de España se trasladase a París para plantear directamente su plan al Consejo. Génesis López, con Juanel, viajaron a París, donde el 1 de octubre de 1939 informaban ampliamente a Germinal Esgleas Jaume, que había sucedido a Marianet cuando éste se ahogó accidentalmente en el Mame tres meses antes. Salas quedó en Perpiñán para establecer un refugio transitorio, colaborando con Paulino Díez y Aurea Cuadrado en los trabajos de protección de los compañeros que cruzaban la frontera. Génesis López regresó a Valencia para informar del decepcionante resultado de las gestiones, al no haber podido obtener en Francia la ayuda económica que la Organización de España necesitaba angustiosamente.

En muy poco tiempo, y con evidente esfuerzo y riesgo, se fue organizando el paso a Francia de muchos militantes, como Enrique Marco Nadal,10 Eduardo José Esteve, GermenAntonio Alorda Gracia, de las Juventudes Libertarias de Levante; Aurelio Gómez Aranda, del sindicato de Higiene de Zaragoza; Lucas Garijo, comisario de Batallón de la 82 BrigadaJosé Penido Iglesias; Eugenio Castelló, del Comité ejecutivo de Levante; Gerardo Baldris Falces, jefe de la 116 Brigada, 25 División; Domingo Martínez, director general de Comercio y del puerto de Valencia; el socialista Saturnino Gimeno, secretario del sindicato nacional Ferroviario de la UGT; Saturnino Carod Lerín, Comisario de la 25 División, Victorio Castán Guillén, jefe de la 66 División y otros luchadores cuyos nombres no podemos aportar.

Toda esta actividad subversiva no pasaba inadvertida de las autoridades franquistas y ya en el mes de septiembre de 1939 eran detenidos los primeros grupos de acción llegados a Barcelona y Zaragoza, incautándose la policía de armas y explosivos. No podemos mencionar los nombres de todos los detenidos y juzgados en consejos de guerra sumarísimos; diremos solamente que seis militantes fueron condenados a la pena capital y ejecutados en el mes de noviembre: Rafael Gómez Talón (de Barcelona, 21 años), Juan Baeza Delgado (de Albacete, 27 años), Fulgencio Rosauro Martínez (de Murcia, 24 años), Salvador Gómez Talón (22 años), Juan Pallarés Mena(de Barcelona, 21 años) y José Tarín Marchuet (de Benifayó, Valencia, 25 años). Alfonso Martí González fue condenado a 30 años de cárcel, Rafael Valverde Cerdán y Rafael Otal Giméneza 20. Este último, nombre de guerra de Pascual López Laguarta(Sixto), que ya había combatido durante la guerra junto a Ponzán, logró evadirse de la cárcel de Teruel y prosiguió la lucha contra el franquismo.

Por supuesto, todos estos hombres eran presentados como maleantes de la más baja estofa, cuando en realidad eran lo mejor de España, idealistas revolucionarios que, delegados por el Movimiento Libertario, regresaron voluntariamente a España para salvar vidas humanas, mantener la continuidad de la CNT y proclamar con su ejemplo la necesidad de combatir la tiranía. La caída de tantos compañeros, la pérdida de armas, munición y documentación de toda clase, no impidió proseguir las actividades, pues las torturas policíacas se estrellaron contra la firmeza de los detenidos que silenciaron todo cuanto podía permitir ampliar la investigación al resto de la Organización.

No obstante, tres meses después, en febrero de 1940, se producía otra catástrofe: todos los miembros del Comité nacional de la CNT eran detenidos, junto con muchísimos colaboradores. Esteban Pallarols fue condenado a muerte y fusilado en el Campo de la Bota de Barcelona., el 8 de julio de 1943, junto con otros cinco combatientes: Eduardo Gura Estiarto, Francisco Ferrer Vilella, José Pla Masana, Agustín Farré CasademuntJuan Bernades Pascual, José Riera García, José Cervera Mermell, Leoncio Sánchez Cardete y Luis Úbeda Cañero, fueron condenados a largas penas de prisión en un consejo de guerra que se celebró en Valencia el 7 de noviembre de 1944Julia Miravé Barrao se libró con dos años de cárcel. Francisco Mares Sánchez, que no pudo culminar un intento de pasar a Francia, también fue detenido y fusilado.

Desde el mes de septiembre de 1939 el mundo estaba en guerra y todos los países tenían fija la mirada en Adolfo Hitler. Franco podía, pues, ante la indiferencia mundial, asesinar a mansalva en su territorio, sin que a nadie le importara un comino la tragedia de todo un pueblo. Lo único que interesaba entonces era que Franco no se declarara beligerante al lado de su compinche.

En el mes de marzo de 1943 era detenida otra «peligrosa banda de atracadores» y ocho días después, el día 24, se celebraba un consejo de guerra que condenaba a garrote vil a nueve militantes libertarios, a saber: Joaquín Pallarés Tomás, Francisco Álvarez Rodríguez y Fernando Ruiz Fernández, miembros del Comité regional de Juventudes Libertarias de Cataluña; Benito Sauté Martí y Bernabé Argüelles Depaz, miembros de una Comisión interregional Cataluña-Aragón; José Serra Lafort, Juan Aguilar Mompart, Pedro Tressols Moix y Francisco Atarés Agustí.11

El Comité de Esteban Pallarols tuvo un sucesor inmediato:Manuel López, que había sido secretario del Subcomité nacional de la  CNT de Levante, durante la guerra civil. También fugado del campo de Albatera, había llegado a Madrid a finales de 1939 estableciendo contactos para agrupar a la militancia y constituir una Comisión de Relaciones Anarquistas (CRA), Comisión que mantenía relación con el CN de la CNT. Al caer éste, la CRA se convirtió automáticamente en segundo Comité nacional de la Confederación Nacional del Trabajo. Pero Manuel López, con la salud muy quebrantada, pasó el cargo al zamorano Celedonio Pérez Bernardo, mientras él era internado en el sanatorio de Valdelatas (Madrid), donde falleció en 1941. Celedonio Pérez fue detenido en febrero de 1941 y, en septiembre de 1942, condenado a 30 años de reclusión mayor. Manuel Amil Barcia encabezó el tercer CN de la CNT que fue detenido a finales de 1942.

La existencia de los Comités nacionales era de muy corta duración. El cuarto tuvo como secretario general a Eusebio Azañedo Grande, que fue a parar a la cárcel en junio o julio de 1943. Azañedo tuvo como sucesor a Manuel Amil Barcia, confirmado en el cargo en un Pleno celebrado en marzo de 1944, pero poco después fue detenido cuando se disponía a viajar a Francia en misión orgánica.

El secretario general del séptimo CN fue Gregorio Gallego García, hasta el nombramiento de Sigfrido Catalá Tineo, y éste cayó en manos de la policía el 25 de diciembre de 1944, en una amplia redada en la que figuraba Gregorio Gallego como secretario del Comité regional de la CNT del Centro. José Expósito Leiva sustituyó a Sigfrido Catalá Era el noveno CN desde 1939.

La segunda guerra mundial llegaba a su fin. En 1945, se constituyó en México el gobierno republicano en el exilio, de José Giral, quien pidió a la CNT que colaborara en él con dos ministros.12 Con ello, queremos terminar aquí este apresurado resumen de la primera resistencia libertaria antifranquista. A partir de esta fecha, aunque la lucha no decayó un solo instante, perdió su carácter monolítico y la represión franquista se multiplicaba cada vez con mayor saña. Pero eso es ya otro capítulo.

Notas

1. Miguel Vallejo fue secretario del decimoctavo CN de la CNT en 1949.

2. Lorenzo Iñigo fue secretario del duodécimo CN de la CNT en 1946.

3. Manuel Villar fue secretario del decimoquinto CN de la CNT en 1947.

4. Antonio Ejarque fue secretario del decimocuarto CN de la CNT en 1947.

5. Saturnino Carod, detenido en agosto de 1941, salió en libertad en 1960.

6. David Antona nació en Bercimuelle (Salamanca) el 22 de noviembre de 1904. El 29 de marzo de 1940 un consejo de guerra, celebrado en Madrid, lo condenó a la pena de muerte, que le fue conmutada por la inferior en grado. En el mes de diciembre de 1943 salió en libertad con la salud muy quebrantada y que no logró recuperar. Falleció en Madrid, el 15 de marzo de 1945.

7. Cayetano Continente, oriundo de Tauste (Zaragoza), fue fusilado en Madrid en 1940, después de haber sido torturado de la manera más vil.

8. El nombre de Junta Nacional del Movimiento Libertario se cambió en el mes de noviembre de 1939 por Comité Nacional de la CNT.

9. La vida de este infatigable luchador tuvo un final trágico. Detenido por los nazis en Francia el 14 de octubre de 1942, fue encerrado en la cárcel de Saint-Michel (Toulouse). El 17 de agosto de 1944, cuando las fuerzas de liberación llegaban a la capital del Languedoc, los alemanes llenaron unos camiones con más de 50 rehenes, entre ellos Francisco Ponzán. Estos presos, fueron conducidos al bosque de Buzet-sur-Tarn, a unos 25 km de Toulouse. Todos fueron fusilados, rociados de gasolina y quemados. Ponzán había nacido en Oviedo el 30 de marzo de 1911.

10. Enrique Marco fue secretario del decimotercer Comité Nacional. Detenido en el mes de mayo de 1947, fue condenado a la pena de muerte, que le fue conmutada. Salió en libertad en el mes de mayo de 1965.

11. Estas ejecuciones figuran en el Registro Civil de Barcelona con fecha 31 de marzo (tomo 168-7, a partir del folio 63), con la mención «falleció a consecuencia de asfixia». Cuando se trata de fusilamiento la mención es «falleció a consecuencia de hemorragia interna».

12. Horacio M. Prieto, exiliado en Francia, fue designado para la cartera de Obras Públicas, y José Expósito Leiva, para la de Agricultura. Leiva, detenido en Alicante al final de la guerra, fue condenado a muerte, en Madrid, el 29 de febrero de 1940, siéndole conmutada por la de 30 años de prisión mayor. En 1943, obtuvo la libertad provisional. Tras su paso por el gobierno Giral, en setiembre de 1945, trabajó como corresponsal de la Agencia France Presse, en Venezuela, donde murió en el verano de 1978. Es autor de Memorias de un condenado a muerte, (USL, Buenos Aires, 1948). Horacio M. Prieto, fallecido en abril de 1985 tiene también bastante obra publicada e inédita.

 

Helenio Molina, memoria de un anarquista español

Espacio Público en Barcelona «La Ruta del Anarquismo». Su archivo completo se puede consultar en el Instituto de la Historia Social en Amsterdam. Helenio Molina fue hijo de Lola Iturbe y Juan Manuel Molina Mateo (Juanel). Lola Iturbe, trabajadora afiliada a CNT, autodidacta, escritora, feminista y fundadora de Mujeres Libres. Juan Manuel Molina Mateo, trabajador de la construcción afiliado a CNT, Secretario del Comité Peninsular de la FAI (1930-1936), activista del grupo Germen. Encabezó la columna Ascaso el 19 de julio de 1936, tras la muerte de éste. Para los/as interesados/as se recomienda buscar información en Internet sobre estos destacados anarquistas.

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