La Rebelión de Kronstadt fue un alzamiento fracasado de los marinos soviéticos de la isla de Kotlin, donde se halla la fortaleza de Kronstadt, contra el Gobierno de la República Socialista Federativa Soviética Rusa. Fue la última gran rebelión en contra del dominio bolchevique dentro del territorio ruso durante la Guerra Civil rusa.
La rebelión tuvo lugar en las primeras semanas de marzo de 1921 en Kronstadt, una fortaleza naval situada en la isla de Kotlin en el golfo de Finlandia. Tradicionalmente, Kronstadt ha servido como base de la flota báltica rusa y defensa de San Petersburgo (entonces, Petrogrado), que se encuentra a treinta kilómetros de la isla. Durante dieciséis días, se implantó una comuna revolucionaria que se opuso al Gobierno soviético que los propios marinos habían ayudado a crear.8 Después de encarnizados combates y gran número de bajas, la rebelión fue aplastada.8
Surgida por el descontento popular y a raíz de las protestas obreras en Petrogrado, estalló cuando estas se estaban calmando.9 No se coordinó con otras rebeliones contra los bolcheviques que en ese momento existían en otras lejanas regiones del país.10 Por entonces las disputas internas entre fracciones comunistas habían debilitado seriamente la administración de la flota y esta no pudo desbaratar la sublevación.
Los rebeldes, entre los que se contaban numerosos comunistas desencantados con la evolución del Gobierno, exigieron la aplicación de un programa de reformas que recordaba las reivindicaciones de corte anarcosindicalista de 1917: elección de los sóviets, inclusión de los partidos socialistas y anarquistas en el poder, libertad económica para campesinos y obreros, fin del poder de los partidos y del monopolio bolchevique del poder, disolución de los nuevos organismos burocráticos surgidos durante la guerra o restauración de los derechos civiles para la clase trabajadora. A pesar de la influencia de algunos partidos de oposición, los marinos no respaldaron a ninguno en concreto.
Convencidos de la popularidad de las reformas que exigían y que aplicaron en parte durante la corta rebelión, esperaron en vano que su protesta se extendiese por el país y rechazaron la ayuda de los emigrados, que pretendían utilizar el alzamiento para sus propios fines. Esperando que el Gobierno se aviniese a negociar, mantuvieron una actitud pasiva que acabó por aislar la fortaleza del continente, a pesar de los consejos de los oficiales, que defendieron una estrategia ofensiva. Las autoridades, por el contrario, adoptaron una postura intransigente, presentaron un ultimátum exigiendo la rendición incondicional el día 5 y, una vez caducado el plazo, desencadenaron una serie de asaltos a la isla que fracasaron hasta que una gran concentración de unidades militares logró tomarla el 17 de marzo tras sufrir gran número de bajas.
Los rebeldes fueron considerados mártires revolucionarios por sus partidarios y agentes de la Entente y de la contrarrevolución para las autoridades; la rebelión desencadenó una gran controversia y la desilusión de parte de los antiguos defensores del régimen establecido por los bolcheviques.8
Aunque la sublevación fracasó, aceleró la implantación de la «Nueva Política Económica» que sustituyó al «comunismo de guerra»; las exigencias políticas, por el contrario, se vieron frustradas.10
Contexto.

En el otoño de 1920, Rusia comenzó la transición de la guerra a la paz;11 el 12 de octubre el Gobierno soviético firmaba un armisticio con Polonia y tres semanas más tarde el último de los principales generales «blancos», el barón Piotr Wrangel, abandonaba Crimea.12 En noviembre el Gobierno dispersó las fuerzas de Néstor Majnó.12 Moscú había recuperado el control del Turquestán, Siberia y Ucrania, las regiones carboníferas del Donetsk y las petrolíferas de Bakú; en febrero de 1921, se completó la reconquista del Cáucaso con la toma de Georgia.12 A pesar de que continuaban los combates en algunas regiones (con Majnó en Ucrania hasta finales de otoño, Antónov en Tambov, en Daguestán o en Siberia con sus revueltas campesinas), estos no representaban ya una amenaza militar al poder comunista.13
El Gobierno de Lenin, que había abandonado sus esperanzas de una inmediata revolución mundial, trató de asentar su poder y normalizar las relaciones con las potencias occidentales, que abandonaron13 su intervención y levantaron el bloqueo13 al país.12 A lo largo de 1920, se firmaron distintos tratados con Finlandia y las república bálticas; en 1921 se pactaron otros con Persia y Afganistán.14 A pesar de la victoria militar y la mejora de la situación exterior, el país se enfrentaba a una grave crisis social y económica,14 que amenazaba el poder de Lenin y sus seguidores.13
Causas de la rebelión.
Crisis económica y política.
Al final de la Guerra Civil Rusa, Rusia estaba arruinada.151411 A los millones de víctimas de los combates, había que añadir los debidos a la hambruna11 y las epidemias11 que asolaron el país.14 La producción agrícola y la industrial se habían reducido intensamente y el transporte se hallaba desorganizado.14 Las sequías de 1920 y 1921 y la espantosa hambruna durante los últimos años fueron el capítulo final del desastre.11
León Trotski, comisario del Pueblo para Defensa, creador del Ejército Rojo. Presentó el ultimátum de rendición que dio comienzo a las operaciones de aplastamiento de la sublevación. Fue objeto de acerbas críticas en ocasiones de carácter antisemita por parte del diario «Izvestia» publicado por los alzados.
Las privaciones, el invierno y el mantenimiento11 del «comunismo de guerra» por las autoridades condujeron al aumento de la tensión en las ciudades, especialmente en Moscú y Petrogrado, a comienzos de 1921.16 En vez de mejorar, las condiciones de vida habían empeorado aún más con el fin de los combates, en parte por el reforzamiento de los métodos del «comunismo de guerra».17
La chispa que hizo estallar las protestas18 fue el anuncio el 22 de enero de la reducción en un tercio de la escasa ración de pan a los habitantes de las ciudades.1617 Las nevadas y la falta de combustible, que impedían el transporte de los alimentos reunidos en Siberia y el Cáucaso para abastecerlas, obligaban a aplicar la medida,17 pero esto no evitó el descontento.16 A mediados de febrero, este se manifestó en reuniones espontáneas en las fábricas de la capital; los obreros exigieron el fin del «comunismo de guerra» y la libertad de trabajo, y los enviados del Gobierno no lograron disuadirlos.16 Pronto surgieron disturbios que sólo pudieron sofocarse mediante el uso de tropas y cadetes.19
Cuando la situación en Moscú parecía calmarse, las protestas se extendieron a Petrogrado,20 donde cerca del 60 % de las grandes fábricas tuvieron que cerrar en febrero por falta de combustible2017 y el abastecimiento de alimentos prácticamente había cesado.21 Como antes en Moscú, a las manifestaciones y exigencias económicas les precedieron reuniones en fábricas y talleres.21 Ante la escasez de las raciones gubernamentales, los obreros organizaban expediciones para aprovisionarse en las zonas rurales cercanas a la ciudad, a pesar de la prohibición de comerciar; las autoridades trataron de eliminar estas actividades, lo que acrecentó el descontento.22
El 23 de febrero, una reunión en la reducida fábrica Trúbochny aprobó una moción a favor del aumento de las raciones y de la distribución inmediata de ropa de invierno y calzado, que se rumoreaba estaban siendo entregados principalmente a los bolcheviques.21 Al día siguiente, los obreros trataron de convocar una manifestación de protesta y, aunque no consiguieron convencer a los soldados del regimiento Finlandia de unirse a la protesta, sí obtuvieron el apoyo de otros obreros y de algunos estudiantes, que marcharon por la isla Vasílievski.21 El sóviet de la ciudad envió cadetes que dispersaron a los manifestantes sin que hubiese víctimas.23 Zinóviev constituyó un «Comité de Defensa» con poderes especiales para acabar con las protestas; la misma estructura se creó en los distritos de la ciudad, con troikas.23 Los bolcheviques de la provincia se movilizaron para atajar la crisis.22 El 25 de febrero, se repitieron las manifestaciones, de nuevo iniciadas por los obreros de la Trúbochny, pronto extendidas por toda la ciudad, en parte por los falsos rumores de víctimas en la manifestación del día anterior.23 Ante el crecimiento de las protestas, el 26 el sóviet aprobó el cierre de las fábricas más revoltosas, pero esto no apaciguó la situación y el movimiento se extendió durante los días siguientes.24 La situación recordaba los días de la Revolución de Febrero de 1917 que habían conducido a la caída de la monarquía.24 Las reivindicaciones económicas dieron paso pronto a otras políticas, más preocupantes para las autoridades.24 Para acabar definitivamente con las protestas, estas concentraron gran número de tropas en la ciudad, cerraron las fábricas que se habían destacado más lo que privaba a los obreros de sus raciones, se proclamó la ley marcial18 y se desató una campaña de arrestos llevada a cabo por la Cheka, que acabó con miles de personas en las cárceles.25 Unos quinientos obreros y funcionarios sindicales fueron arrestados, así como miles de estudiantes e intelectuales y los principales cuadros del partido menchevique26 que aún se hallaban en libertad, unos cinco mil mencheviques fueron arrestados en los primeros meses del año y los escasos dirigentes anarquistas y socialrevolucionarios todavía libres.25 Se hicieron llamamientos para que los obreros regresasen al trabajo y se evitase el derramamiento de sangre, se otorgaron ciertas concesiones,26 permiso para marchar al campo para traer comida a las ciudades, relajación de los controles contra la especulación, compra de carbón para aliviar la escasez de combustible, anuncio del fin de las requisiciones de cereal, y se aumentaron algo las raciones de soldados y obreros, aun a costa de mermar las escasas reservas de alimentos.27 Las diversas medidas hicieron que la mayoría de las fábricas petrogradenses volviesen a funcionar entre el 2 y el 3 de marzo.28
La rebelión en la base naval comenzó como un movimiento de protesta por la situación del país.29 El «comunismo de guerra», con sus requisiciones a los campesinos y su intromisión violenta en muchos aspectos de la vida rusa, el desempleo y la escasez de productos debidos al hundimiento de la economía habían llevado a parte de la población al borde de la rebelión contra el Gobierno.29 Esta insostenible situación económica trajo consigo levantamientos en el campo30 (como la Rebelión de Tambov), así como huelgas y un amplio malestar en las fábricas.29 En las áreas urbanas, surgió una ola de huelgas30 espontáneas y hacia finales de febrero, Petrogrado se encontraba al borde de una huelga general.22 En esta ciudad, las protestas por la situación económica se transformaron en oposición política.29 El Gobierno acusó a los mencheviques influyentes entre el proletariado de la urbe22 y socialrevolucionarios que formaban parte18 del movimiento de protesta de controlarlo, se mostró intransigente y lo aplastó mediante el cierre de fábricas y el uso de tropas.2922 Aunque las protestas públicas desaparecieron, la ciudad permaneció en gran tensión.29
Crisis gubernamental.
La inclinación del Gobierno bolchevique al uso de la fuerza, a imponer una organización autoritaria y el retraso en lograr los ideales sociales de la Revolución de Octubre de 1917 reforzaban la oposición y aumentaban el descontento de sus propios seguidores: en su afán de asegurar el poder soviético, favorecían en realidad el crecimiento de la oposición.31 El centralismo y la burocracia implantada por el «comunismo de guerra» aumentaban las dificultades a las que tenía que enfrentarse.31
El fin de la guerra civil desató además la oposición interna en el propio partido a finales de 1920.31 Los grupos comunistas de oposición, del sector más izquierdista y con un proyecto semisindicalista, amenazaban a la dirección del partido.31 Otra parte del partido defendía la descentralización surgida de la guerra civil y la entrega de parte del poder a los sóviets locales.30
La situación en la base naval y en el Báltico.
La composición de la flota.
Kronstadt había mantenido la influencia anarquista, presente ya en 1917.323318 La isla era favorable a la autonomía de los sóviets locales, con escasa influencia del Gobierno central, que consideraba en el fondo innecesario.34 Núcleo radical favorable a los sóviets, había tomado parte en importantes acontecimientos del periodo revolucionario como las Jornadas de Julio,26 la Revolución de Octubre, el asesinato de dos ministros del Gobierno provisional ruso26 o la disolución de la Asamblea Constituyente Rusa y de la guerra civil; más de cuarenta mil marinos de la flota del Báltico participaron en los combates contra los ejércitos «blancos» entre 1918 y 1920.35 A pesar de contarse entre las más enardecidas tropas al servicio del Gobierno bolchevique y de tomar parte en importantes enfrentamientos a su favor, los marinos se mostraron desde el comienzo recelosos de posibles intentos de centralización y de abandono del sistema de sóviets en favor de una posible dictadura.35

La composición de la base, además, había cambiado durante la guerra civil.3220 Muchos de los antiguos marinos habían sido enviados a diversos puntos del país durante el conflicto, sustituidos por numerosos campesinos ucranianos menos favorables al Gobierno bolchevique.32 Debido al empleo de marinos de la flota en los frentes terrestres y en flotillas36 fluviales durante la guerra civil y a la desmovilización parcial tras la Revolución de Octubre, la composición de la flota del Báltico había cambiado parcialmente,37 pero la mayoría38 de los marinos presentes en Kronstadt durante la sublevación alrededor de tres cuartos eran veteranos de 1917.3940 Sí que es cierto, sin embargo, que la mayoría de los bolcheviques veteranos habían abandonado la base para participar en los diversos frentes de guerra y que los presentes se habían afiliado al partido hacía poco.40
A comienzos de 1921, la isla contaba con una población de alrededor de cincuenta mil personas entre civiles y militares. veintisiete mil marinos y soldados y desde 1918, era la principal base de la flota del Báltico, tras la evacuación de Reval y Helsingfors tras la firma del Tratado de Brest-Litovsk.36 La base seguía considerándose un núcleo favorable a los bolcheviques, que contaban con numerosos afiliados en ella.36
Penalidades.
La flota se había reducido notablemente desde el verano de 1917, cuando contaba con ocho buques de guerra, nueve cruceros, más de cincuenta destructores, unos cuarenta submarinos y varios cientos de embarcaciones auxiliares; en 1920, estos se habían reducido a dos buques de guerra, dieciséis destructores, seis submarinos y una flotilla de dragaminas.15 La escasez de combustible41 era muy pronunciada15 y se temía que en 1921 se perdiesen varios buques por falta de combustible para evitar su avería en el invierno.42 Su falta impedía además el uso de calefacción.41 El abastecimiento era también deficiente,41 en parte por el sistema de control excesivamente centralizado; muchas unidades aún no habían recibido su cuota de uniformes de 1919.42 Las raciones disminuyeron en cantidad y calidad y a finales de 1920, estalló una epidemia de escorbuto en la flota; las protestas exigiendo la mejora de la comida de los soldados fueron rechazadas y los enviados a presentarlas fueron arrestados.43
Intentos de reforma y debilidad de la administración.
Grigori Zinóviev, presidente del Sóviet de Petrogrado, acabó eficazmente con las protestas en la ciudad en febrero de 1921 con una mezcla de concesiones y represión. Rival de Trotski por el control de las actividades políticas en la flota del Báltico; los enfrentamientos entre ambos debilitaron notablemente la administración de esta poco antes del estallido del levantamiento.
La organización de la flota también había cambiado notablemente: el comité central de la flota, el «Tsentrobalt», que había tomado el control tras la Revolución de Octubre, había ido dando paso paulatinamente a un nuevo control centralizado, proceso que se aceleró en enero de 1919 con la visita de Trotski tras un desastroso asalto de la flota a Reval.44 La flota quedó gobernada por un Comité Militar Revolucionario escogido por el Gobierno y un sistema de comisarios políticos por barco nombrados también por las autoridades; se abolieron los comités de buque.44 Fracasaron los intentos de formar un nuevo cuerpo de oficiales navales bolcheviques para sustituir a los escasos zaristas que aún dirigían la flota.44 El nombramiento de un veterano de la flota, Fiódor Raskólnikov, como comandante en jefe en junio de 1920, con el objetivo de aumentar la capacidad de acción de la flota y acabar con las tensiones, resultó un fracaso y los marinos lo acogieron con hostilidad.4546 Los intentos de reforma y de aumentar la disciplina, que conllevaron cambios de personal en la flota, produjeron insatisfacción entre los miembros locales del partido.47 Sus intentos de centralizar el control disgustaban a muchos comunistas locales.48 Raskólnikov chocó también con Zinóviev, ya que ambos deseaban controlar la actividad política en la flota.47 Zinóviev trataba de presentarse como el adalid de la vieja democracia soviética y tachaba a Trotski y sus comisarios de ser la fuente del autoritarismo en la flota.33 El intento de Raskólnikov de deshacerse de la oposición más decidida dentro del partido mediante la expulsión3649 de cerca de un cuarto de sus miembros en la flota a finales de octubre de 1920 resultó infructuoso.50
Crecimiento del descontento y de la oposición.
El 15 de febrero de 1921, un grupo de oposición43 dentro del propio partido bolchevique que rechazaba las acciones llevadas a cabo en la flota logró que se aprobase una resolución crítica en una conferencia del partido que reunió a delegados del partido en la flota del Báltico.3251 La moción criticaba duramente al departamento político de la flota, lo acusaba de haberse separado de las masas y de los propios militantes del partido y de haberse convertido en un órgano puramente burocrático.325251 Se reclamó una democratización de la organización del partido y se advirtió de que, si no se aplicaban cambios, podría estallar una rebelión.32 Para entonces la administración de la flota se encontraba desorientada:53 en enero Raskólnikov había perdido el control53 real de la administración por sus disputas con Zinóviev y mantenía el mando sólo nominalmente.52 Ante la ausencia de un relevo efectivo, la administración de la flota tuvo que enfrentarse a la nueva crisis encontrándose desorganizada.52 El mismo día en que comenzó la rebelión, Raskólnikov fue oficialmente relevado del mando que, en realidad, había perdido meses antes en las disputas del partido.54
Por otra parte, la moral de las tropas era baja: la continua inactividad, la escasez de abastos y pertrechos, la poca calidad del mando, la imposibilidad de abandonar el servicio o la confusión sobre el modelo de administración —electivo o centralista— contribuyeron a desanimar a los marinos.55 El aumento temporal de los permisos a los marineros, tras el fin de los combates con las fuerzas antisoviéticas, minaron también el ánimo de la marinería: las protestas en las ciudades y la crisis en el campo por las incautaciones gubernamentales o la prohibición del comercio privado hicieron mella en los marinos que regresaban temporalmente a sus casas: la grave situación del país les era a menudo desconocida y su descubrimiento después de meses o años de lucha a favor del Gobierno atizó el desencanto.41 El número de deserciones creció sin pausa durante el invierno de 1920-1921.41
La noticia de las protestas en Petrogrado, mezclada con rumores18 infundados pero inquietantes sobre una dura represión por parte de las autoridades, acrecentó la tensión en la flota.5156 El 26 de febrero y en respuesta18 a los acontecimientos de Petrogrado, las tripulaciones de los barcos «Petropavlovsk» y «Sebastopol» mantuvieron un encuentro de emergencia y aceptaron enviar una delegación a la ciudad para investigar e informar acerca de los movimientos huelguísticos.5753 Al regreso de la delegación dos días después,58 ésta informó al resto de las tripulaciones acerca de las huelgas y de la tensa situación en Petrogrado, con tropas y cadetes vigilando las fábricas; los marinos decidieron respaldar a los huelguistas.57 Los presentes decidieron aprobar una resolución56 con quince exigencias que se enviaron a Petrogrado.57
Primeras acciones.
Las exigencias de Kronstad.
Las exigencias aprobadas en la reunión del «Petropávlovsk» el 28 de febrero, similares en algunos puntos a las exigidas por los mencheviques en los volantes que habían distribuido el día anterior en Petrogrado,58 fueron:596061
Después de haber oído el informe de los representantes enviados por la asamblea general de tripulaciones de buques a Petrogrado para investigar la situación allí reinante, resolvemos:
1. En vista de que los actuales sóviets no expresan la voluntad de los obreros y campesinos, celebrar inmediatamente nuevas elecciones mediante voto secreto, con libertad para que todos los obreros y campesinos puedan realizar propaganda electoral en el período previo;
2. Dar libertad de expresión y prensa a los obreros y campesinos, a los anarquistas y a los partidos socialistas de izquierda;
3. Asegurar la libertad de reunión para los sindicatos y las organizaciones campesinas;
4. Llamar a una conferencia no partidaria de obreros, soldados del Ejército Rojo y marineros de Petrogrado, Kronstadt y de la provincia de Petrogrado, para una fecha no posterior al 10 de marzo de 1921;
5. Liberar a todos los prisioneros políticos de los partidos socialistas, así como a todos los obreros, campesinos, soldados y marineros encarcelados en vinculación con los movimientos laborales y campesinos;
6. Elegir una comisión que revise los procesos de quienes permanecen en las prisiones y campos de concentración;
7. Abolir todos los departamentos políticos, porque a ningún partido deben dársele privilegios especiales en la propagación de sus ideas o acordársele apoyo financiero del Estado para tales propósitos. En cambio, deben establecerse comisiones culturales y educacionales, elegidas localmente y financiadas por el Estado;
8. Retirar de inmediato todos los destacamentos de inspección caminera;
9. Igualar las raciones de todos los trabajadores, con excepción de los que realizan tareas insalubres;
10.Suprimir los destacamentos comunistas de combate en todas las ramas del ejército, así como las guardias comunistas que se mantienen en las fábricas y talleres. Si tales guardias o destacamentos resultaran necesarios, se designarán en el ejército tomándolos de sus propias filas y en las fábricas y talleres a discreción de los obreros;
11.Dar a los campesinos plena libertad de acción respecto de la tierra, y también el derecho de tener ganado, con la condición de que se las arreglen con sus propios medios, es decir, sin emplear trabajo asalariado;
12.Requerir a todas las ramas del ejército, así como a nuestros camaradas los cadetes militares (kursanty), que aprueben nuestra resolución;
13.Pedir que la prensa dé amplia publicidad a todas nuestras resoluciones;
14.Designar una oficina de control itinerante;
15.Permitir la producción de los artesanos libres que utilicen su propio trabajo.
PETRICHENKO, Presidente de la Asamblea de la EscuadraPEREPELKIN, Secretario.
Entre las reivindicaciones más importantes exigidas por los rebeldes, se encontraban la reelección libre —como estipulaba la Constitución— de los sóviets,32 el derecho de libre expresión y la total libertad de acción y comercio.6256 Según uno de los dirigentes ponentes de la moción, las elecciones resultarían en una derrota de los comunistas y un «triunfo de los logros de la Revolución de Octubre».32 Los comunistas, que sopesaban por entonces un programa63 económico mucho más ambicioso en concesiones que el exigido por los marinos, no podían tolerar, sin embargo, el reto a su poder que suponían las reivindicaciones políticas, que cuestionaban su legitimidad como representantes de los intereses de las clases trabajadoras.62 Las viejas exigencias que Lenin había defendido en 1917 se veían entonces como un intento contrarrevolucionario de derrocar al Gobierno.64
Stepán Petrichenko, marino de origen ucraniano que presidió el Comité Revolucionario Temporal que rigió la isla durante la sublevación. Huyó a Finlandia junto con el resto del comité poco antes de la toma de la isla por las tropas gubernamentales.
Al día siguiente, el 1 de marzo, acudieron alrededor de quince mil18 personas65 —más de un cuarto de la población de la base— a una gran asamblea reunida por el propio sóviet local y presidida por el dirigente del comité ejecutivo de este en la plaza66 del Ancla.676468 Las autoridades pensaban apaciguar los ánimos de la multitud y enviaron como principal orador a Mijaíl Kalinin, presidente del Comité Ejecutivo Central Panruso (VTsIK).67646866 Zinóviev no se atrevió en el último momento a acudir a la isla.64 Pronto quedó clara, sin embargo, la actitud de la multitud, que aprobó una moción que exigía la elección libre de los consejos, libertad de expresión y prensa para los partidos anarquistas y socialistas de izquierda, para los obreros y campesinos; libertad de reunión, una amnistía política, la supresión de los departamentos políticos en el Ejército y la Armada, raciones iguales salvo para aquellos con trabajos de especial dureza —los comunistas disfrutaban de mejores raciones—, libertad económica y de organización para los campesinos o permiso para producir artesanalmente.6769 Los presentes aprobaron así por abrumadora mayoría la resolución adoptada anteriormente por el Petropávlovsk.707166 Una parte notable de los numerosos comunistas presentes en la multitud apoyaron también la moción.65 Las protestas de los dirigentes comunistas fueron rechazadas, pero Kalinin pudo regresar sin problemas a Petrogrado.6770
A pesar de que los opositores no esperaban un choque militar con el Gobierno, la tensión creció poco después con el arresto y desaparición de una delegación de la base naval, enviada para indagar sobre la situación de las huelgas en la ciudad.6770 Mientras, algunos comunistas de la base comenzaron a armarse, al tiempo que otros la abandonaron.67
El 2 de marzo, los delegados de buques de guerra, unidades militares y sindicatos se reunieron para preparar la reelección del sóviet local.677271 Unos trescientos delegados se juntaron para renovar el sóviet según la decisión de la asamblea del día anterior.72 Los principales representantes comunistas trataron de disuadir mediante amenazas a los delegados, pero solo consiguieron indignarlos.6773 Tres de ellos, el presidente saliente del sóviet local, el comisario de la flota Kuzmin y el de la escuadra de Kronstad fueron arrestados.7374 La ruptura con el Gobierno surgió por un rumor infundado que recorrió la asamblea: el Gobierno estaba preparando un ataque a la reunión y quince vagones de tropas gubernamentales se acercaban a la base naval.7576 Inmediatamente, se eligió un Comité Revolucionario Temporal (CRT)6577 formado por los cinco miembros de la presidencia colegiada de la conferencia para administrar la isla hasta la elección de un nuevo consejo —dos días más tarde se aprobó la ampliación78 a quince miembros—.757674 La conferencia de delegados, con trescientos tres de ellos, se convirtió en el Parlamento de la isla, y se reunió en dos ocasiones, el 4 y el 11 de marzo.7478
Parte de los comunistas locales abandonaron precipitadamente la isla; un grupo de ellos encabezado por el comisario de la fortaleza había intentado aplastar la protesta el día anterior pero, carente de apoyo, había tratado de huir.79 A la medianoche del día 2, la ciudad, los barcos de la flota presentes en la isla y las fortificaciones estaban en manos del CRT, que no encontró resistencia.80 Los rebeldes arrestaron a unos trescientos veintisiete comunistas,81 un quinto de los de la isla, pero dejaron al resto en libertad, a pesar de que las autoridades bolcheviques habían ejecutado a cuarenta y cinco marinos en Oranienbaum y tomado rehenes entre los parientes de los sublevados.82 Ninguno de los detenidos sufrió maltrato ni torturas y no hubo ejecuciones, ni los funcionarios comunistas más odiados en manos de los rebeldes.8377 Los presos recibieron las mismas raciones que el resto de habitantes de la isla y solo perdieron sus botas y abrigos, que se entregaron a los soldados de guardia en los fuertes.84
El Gobierno acusó a los opositores de contrarrevolucionarios dirigidos por Francia y proclamó que los rebeldes estaban dirigidos por el general Kozlovski, antiguo oficial zarista responsable por entonces de la artillería de la base.758565 El general era responsable de las defensas de la base, pero dependía del Comité Revolucionario.75 El mismo día 2, toda la provincia de Petrogrado quedó bajo la ley marcial y el Comité de Defensa presidido por Zinóviev obtuvo poderes especiales para enfrentarse a los rebeldes.86 Trotski presentó diversos artículos de la prensa francesa en los que dos semanas antes se anunciaba el alzamiento como prueba de que este era un plan urdido por los emigrados y la Entente, postura que Lenin adoptó también pocos días más tarde en el X Congreso del Partido.86
A pesar de la aparente intransigencia y disposición gubernamental a aplastar la revuelta por la fuerza, muchos comunistas preferían una solución negociada al conflicto y la aplicación de reformas exigidas por los marinos.75 En realidad, la actitud inicial del Gobierno no fue tan intransigente como parecía; el propio Kalinin indicó que las reivindicaciones eran parcialmente aceptables con algunas alteraciones.87 El Sóviet de Petrogrado proclamó la sinceridad de los marinos, que habían sido engañados por ciertos agentes contrarrevolucionarios.87 La actitud del Gobierno de Moscú, sin embargo, fue más dura que la de los dirigentes presentes en Petrogrado desde el comienzo.87
Los críticos con el Gobierno, parte de ellos comunistas, acusaban a este de haber convertido los ideales de la revolución de 1917 en una burla y haber implantado un régimen violento, corrupto y burocrático.88 En parte, los diversos movimientos de oposición dentro del propio partido —comunistas de izquierda, centralistas democráticos u oposición obrera— habían influenciado la redacción de estas críticas, aunque sus dirigentes no apoyaron la revuelta.89 Ni los miembros de la Oposición Obrera ni los Centralistas Demócratas apoyaron la sublevación; bien al contrario, participaron en su supresión.9091
Acusaciones gubernamentales.

y socialrevolucionarios: «Cuidado con los mencheviques y los socialrevolucionarios. Les siguen los generales, sacerdotes y terratenientes zaristas.»
Las acusaciones gubernamentales de que la insurrección era un plan contrarrevolucionario eran falsas:20 ni se esperó al mejor momento para poder defender la base —poco después el deshielo del golfo hubiese convertido en inexpugnable la isla y facilitado el abastecimiento—, ni los rebeldes iniciaron ataques contra el continente —rechazaron el consejo en este sentido de Kozlovski—,92 ni los bolcheviques de la isla denunciaron confabulación alguna durante los primeros momentos de la insurrección; participaron además en las elecciones a la asamblea del 2 de marzo y en esta.9394 Los rebeldes además se mostraron conciliadores con el Gobierno si este realizaba concesiones a sus reivindicaciones y no retuvieron a Kalinin, que podía haberse convertido en un valioso rehén.94
Ni los rebeldes ni el Gobierno esperaban al comienzo que la protesta inicial se convirtiese en un alzamiento.94 Los bolcheviques de la base incluso pudieron publicar un manifiesto en el nuevo periódico que la isla.94 Los miembros del partido de la isla no apreciaron el carácter supuestamente contrarrevolucionario de los opositores, denunciado por el Gobierno moscovita.95
Parte de las tropas enviadas por el Gobierno a aplastar la revuelta se pasaron a los amotinados; se les había indicado que esta era contrarrevolucionaria pero, tras ser capturados y habérseles comunicado que obreros y marinos sólo habían eliminado la «comisarocracia», se unieron a los rebeldes.95 El Gobierno tuvo serios problemas para utilizar tropas regulares o bolcheviques de base contra el alzamiento y hubo de emplear principalmente unidades de cadetes (kursanty) y de la Cheka.9596 La dirección del asalto quedó en manos de altos dirigentes del partido, que tuvieron que regresar a toda prisa del X Congreso del Partido que se estaba celebrando en Moscú para encabezar la operación.95
La pretensión de los alzados de haber desencadenado una «tercera revolución» que retomase los ideales revolucionarios de 1917 y acabase a la vez con los desmanes del gobierno bolchevique suponía una grave amenaza para este: podía minar el apoyo popular, dividir el partido y crear un gran movimiento de oposición.97 Para evitarlo y lograr sobrevivir, el Gobierno necesitaba que todo alzamiento pareciese contrarrevolucionario, lo que explicaba su oposición frontal a Kronstadt y la campaña de propaganda desencadenada en su contra.97 Los bolcheviques tenían que tratar de monopolizar el papel de defensores de los intereses obreros.98
Actividades de los antibolcheviques.
Los distintos grupos de emigrados se mostraron excesivamente divididos como para realizar un esfuerzo conjunto en ayuda de los alzados.99 Kadetes, mencheviques y socialrevolucionarios mantuvieron sus diferencias y no colaboraron para sostener el alzamiento.100 Los socialrevolucionarios lanzaron una campaña relativamente exitosa para recaudar fondos para ayudar a los marinos.100 El CRT rechazó101102 amablemente, sin embargo, el ofrecimiento de ayuda del socialrevolucionario Víctor Chernov, presidente de la efímera Asamblea Constituyente Rusa, convencido que la inminente extensión de la revuelta por el país haría innecesaria la ayuda desde el extranjero.103 Los mencheviques, en su línea de rechazo a los actos de oposición armada al Gobierno de Lenin que consideraban favorecían a los contrarrevolucionarios, expresaron su simpatía por los objetivos democratizadores de los rebeldes, pero no con el levantamiento.10433 La Unión Rusa de Comercio e Industria, con sede en París, Isla de Francia, (Francia) prometió ayuda financiera, logró el apoyo del ministro de Exteriores francés para establecer una línea de abastecimiento de alimentos a la isla y comenzó a recaudar dinero para los rebeldes.99 Wrangel —al que los franceses seguían abasteciendo—105 prometió a Kozlovski el apoyo de sus tropas desde Constantinopla y se desató una campaña para lograr el apoyo de las potencias, con escaso éxito.106 Ninguna potencia aceptó apoyar militarmente a los sublevados y sólo Francia trató de facilitar la llegada de alimentos a la isla.105 A pesar de los intentos de los antibolcheviques de utilizar la sección rusa de la Cruz Roja para ayudar a Kronstadt, finalmente ninguna ayuda llegó a la isla durante las dos semanas de la rebelión.107 El abastecimiento planeado por los kadetes desde Finlandia no llegó a establecerse a tiempo, la Cruz Roja nunca llegó a entregar la ayuda prometida y jamás llegó a abrirse un canal en el hielo del golfo para facilitar el avituallamiento de la isla.107
Aunque existió un plan del Centro Nacional —cercano a los kadetes— para realizar un alzamiento en Kronstadt del que más tarde tomarían el control para convertirlo en un nuevo centro de intervención contra los bolcheviques gracias a la llegada de las tropas del Wrangel, la sublevación que finalmente se produjo no tuvo relación con este plan.108 Los contactos de los rebeldes con los emigrados fueron mínimos hasta los últimos días del levantamiento, aunque algunos de los rebeldes sí que se unieron a las fuerzas de Wrangel una vez fracasada la sublevación.108
Posición y medidas de los rebeldes.
Los rebeldes justificaron su alzamiento como un ataque a lo que consideraban «comisarocracia» comunista que había convertido la Revolución de Octubre en una autocracia77 burocrática sostenida por el terror de la Cheka.109110 La «tercera revolución» que debía comenzar con el levantamiento de Kronstadt debía devolver el poder a los sóviets elegidos libremente, eliminar la burocracia de los sindicatos y comenzar la implantación de un nuevo socialismo que, ejemplo para el resto del mundo, pronto se extendería por el resto de países.109 Los alzados no deseaban, sin embargo, la resurrección de la Asamblea constituyente11169 o de la democracia burguesa,112 sino la devolución del poder a los sóviets una vez purgados de funcionarios comunistas.109 Temerosos de justificar las acusaciones de contrarrevolución del Gobierno, los dirigentes de la rebelión mantuvieron los símbolos revolucionarios y se cuidaron de aceptar ayuda que pudiese relacionarles con los emigrados.113 No exigieron tampoco la abolición del partido comunista, sino su reforma para eliminar de él el autoritarismo y las tendencias burocráticas que habían crecido durante la guerra civil, aspecto en el que coincidían con las corrientes críticas del partido.111 Los rebeldes sostenían que el partido se había alejado del pueblo y había sacrificado sus ideales democráticos e igualitarios para mantenerse en el poder y garantizar la eficiencia administrativa.91 Los marinos mantenían los ideales de 1917 —que el propio Lenin había defendido para minar al Gobierno Provisional—110 de unos sóviets libres del control de cualquier partido en el que todas las formaciones de izquierda pudiesen participar sin cortapisas, que garantizasen los derechos civiles de los trabajadores y que fuesen elegidos por estos y no designados por el Gobierno o por algún partido político.112 El rechazo al monopolio bolchevique del poder y la exigencia de libertades civiles y de acuerdos entre las formaciones políticas de izquierda eran comunes a los rebeldes y a los partidos de izquierda; incluso algunos bolcheviques habían aprobado la coalición socialista a finales de 1917.114
Críticos con algunos dirigentes bolcheviques como Trotski o Zinóviev, en sus declaraciones a veces traslucía un cierto antisemitismo.115
La tendencia anarquista116 de los sublevados alimentaba sus reclamaciones de libertad personal y autodeterminación que chocaban con el recelo bolchevique a la espontaneidad de las masas, que consideraba llevaría a la población a caer en manos de la reacción.117 Para Lenin, las reivindicaciones de Kronstadt mostraban una «espontaneidad anarquista pequeño-burguesa» pero, como reflejo de la inquietud de las masas campesinas y obreras, suponían una amenaza mucho mayor para su Gobierno que los ejércitos «blancos» con los que se había enfrentado hasta entonces.117 Para los dirigentes bolcheviques, los ideales de los rebeldes recordaban a los de los populistas rusos que habían criticado a comienzos del siglo y que, en su opinión eran reaccionarios e irreales, opuestos al Estado centralizado e industrial que consideraban moderno.118 El ideal, por muy popular69 que fuese, debía conducir —según Lenin— a la disgregación del país en miles de comunas separadas, el fin del poder centralizado y, con el tiempo, a la implantación de un nuevo régimen centralista de derecha que acabase con el ideal anarquista y al tiempo con la revolución, razón por la que tenía que ser aplastado.118
Influidos por los diversos grupos socialistas y anarquistas de oposición pero libres del control o iniciativa de ninguno, los alzados recogían distintas reivindicaciones de todos ellos en un programa vago y mal definido, más una protesta popular por la miseria y la opresión reinantes que un programa coherente de gobierno.119 Su posición política, en todo caso, era cercana al anarcopopulismo, con su hincapié en el logro de la tierra, la libertad y la importancia de la voluntad popular y la conversión del país en una especie de federación laxa de comunas campesinas.119 El grupo político más cercano a esta postura era la minúscula y extremista Unión de Socialrevolucionarios Maximalistas, que sostenía un programa que recordaba a las consignas de 1917 («toda la tierra para los campesinos», «todas las fábricas para los obreros», «todo el pan y los productos para los trabajadores», «todo el poder para los sóviets (de libre elección)»…), aún muy populares.120 Desilusionados en general con los partidos políticos, se acercaron a los sindicatos, convencidos que unos sindicatos libres devolverían el poder económico a los trabajadores.121
Los sublevados modificaron el sistema de racionamiento; entregaban igual cantidad de alimentos a todos salvo a los niños o a los enfermos.122 Se impuso el toque de queda y se cerraron las escuelas.122 Se implantaron diversas reformas administrativas: se abolió el departamento político y la inspección de obreros y campesinos se sustituyó por una junta de delegados sindicales; en todas las fábricas, instituciones y unidades militares se formaron troikas revolucionarias para aplicar las medidas que dispusiese el CRT.12281
Extensión de la rebelión y enfrentamientos.
Fracaso de la extensión de la rebelión.

La tarde del 2 de marzo, unos enviados de la base naval cruzaron los hielos hasta el cercano Oranienbaum con la resolución adoptada en Kronstadt, que distribuyeron en Petrogrado y los alrededores.123 En el propio Oranienbaum, recibieron el apoyo de la 1.ª Escuadrilla Aérea Naval,80 que respaldó la resolución por unanimidad.124 Esa noche el CRT de Kronstadt envió un destacamento de 250 hombres a Oranienbaum, pero tuvo que retirarse sin alcanzarlo al verse rechazado por fuero de ametralladoras; los tres delegados que la escuadrilla aérea había enviado a la isla fueron interceptados por la Cheka cuando regresaban a la ciudad.124 Enterado el comisario de Oranienbaum del respaldo a los sublevados y temiendo la extensión del motín entre el resto de unidades, solicitó ayuda urgente a Zinóviev, armó a los miembros del partido locales y aumentó sus raciones para tratar de asegurar su fidelidad.124 A las 5 de la madrugada del día siguiente, llegó de Petrogrado un tren blindado con cadetes y tres baterías de artillería ligera; se rodearon los cuarteles de la unidad amotinada y se detuvo a los miembros de la unidad.124 Tras un exhaustivo interrogatorio, 45 de ellos fueron fusilados.124
A pesar de este revés para los rebeldes,124 estos siguieron manteniendo una actitud de gran pasividad y se rechazaron los consejos de los «especialistas militares» —eufemismo que se utilizaba para designar a los oficiales zaristas empleados por los soviéticos bajo vigilancia de los comisarios— de atacar en diversos puntos en vez de mantenerse encerrados en la isla.1256577126 Ni se rompió el hielo alrededor de la base para mejorar su defensa, ni se liberaron los buques de guerra, ni se reforzó la defensa de la puerta de Petrogrado.125 Kozlovski se quejó repetidamente de la hostilidad de los marinos hacia los oficiales, de lo inoportuno del momento de la rebelión y de que ignoraban los consejos de estos.125 Los sublevados estaban convencidos de que las autoridades comunistas finalmente cederían y negociarían con ellos las reivindicaciones que exigían.126
En los pocos lugares del continente donde los rebeldes lograron un cierto apoyo, los comunistas actuaron con prontitud para sofocar las revueltas.127 En la capital, se detuvo a una delegación de la base naval que trataba de convencer a la tripulación de un rompehielos de unirse a la rebelión.127 La mayoría de los doscientos emisarios de la isla enviados a la región fueron detenidos.127 Incapaces de extender la rebelión y rechazando ponerle fin como exigieron las autoridades soviéticas, adoptaron una estrategia defensiva con el objetivo de comenzar las reformas administrativas en la isla y evitar su captura hasta que el deshielo de la primavera aumentase sus defensas naturales.127
El 4 de marzo, en la sesión que aprobó la ampliación del CRT o la entrega de armas a los obreros para mantener la seguridad en la ciudad para que soldados y marino pudiesen dedicarse a la defensa de la isla, los informes de aquellos que habían logrado regresar del continente indicaron que las autoridades habían silenciado el carácter del levantamiento y comenzado a difundir la noticia de una sublevación «blanca».78
Ultimátum del Gobierno y preparación de las fuerzas.
En una tormentosa reunión del Sóviet de Petrogrado al que se invitó a otras organizaciones, se acabó por aprobar una resolución que exigía el fin del alzamiento y la devolución del poder en la base naval al sóviet local, a pesar del apoyo de parte de los presentas a los marinos.128 Trotski, la figura gubernamental más hábil en la gestión de crisis, no llegó a tiempo para participar en la sesión: enterado de la rebelión cuando se hallaba en Siberia occidental, partió de inmediato a Moscú a tratar con Lenin y llegó a Patrogrado el 4 o 5 de marzo.128 Inmediatamente presentó a los rebeldes un duro ultimátum que exigía la rendición incondicional e inmediata.12896 Las autoridades de Petrogrado ordenaron detener a los familiares de los rebeldes, sistema instaurado por Trotski durante la guerra civil para tratar de asegurar la lealtad de los oficiales zarista empleados por el Ejército Rojo y que esta vez no aplicó el propio Trotski, sino el Comité de Defensa de Petrogrado presidido por Zinóviev.129 Petrogrado exigió la liberación de los funcionarios comunistas retenidos en Kronstadt y amenazó con tomar represalias contra los rehenes, los rebeldes afirmaron que aquellos eran bien tratados pero no los liberaron.129
Por petición de algunos anarquistas que deseaban mediar entre las partes y evitar mayor enfrentamiento armado, el Sóviet de Petrogrado propuso el envío de una comisión formada por comunistas y no comunistas a Kronstadt para estudiar la situación.130 Indignados por la toma de rehenes, los rebeldes rechazaron la propuesta, la única que intentó resolver la crisis mediante la negociación.130 Exigieron el envío de observadores que no perteneciesen al partido comunista, elegidos por obreros, soldados y marinos bajo supervisión de los rebeldes, más una pequeña proporción de comunistas elegidos por el sóviet; esta contrapropuesta puso fin al posible diálogo.130
El 7 de marzo finalizó el periodo de aceptación del ultimátum de 24 horas de Trotski, que se había ampliado un día.130 Durante esos dos días, el Gobierno concentrado fuerzas —cadetes, unidades de la Cheka y otras de las consideradas más leales del Ejército— para atacar la isla.130 Se llamó a algunos de los más importantes «especialistas militares» y comandantes comunistas para que pergeñasen el plan de asalto.130 El 5 de marzo, Tujachevski, por entonces joven oficial pero que ya había mostrado grandes dotes, tomó el mando54 del 7.º Ejército y del resto de tropas del distrito militar de Petrogrado.130 El 7.º Ejército, que había defendido la antigua capital durante toda la guerra civil y estaba formado principalmente por campesinos, se hallaba desmoralizado, tanto por sus deseos de acabar con la guerra como por su simpatía por las protestas obreras y su reticencia a combatir a los que consideraba camaradas en sus anteriores combates, el «orgullo y gloria» de la revolución, como los había calificado Trotski.131 Tujachevski se tuvo que apoyar en las unidades de cadetes, de la Cheka y en las unidades comunistas para encabezar el ataque a la isla rebelde.131
En Kronstadt, la guarnición de trece mil hombres se había reforzado con el reclutamiento de dos mil civiles y se comenzó a reforzar la defensa.131 Contaba con una serie de fuertes —nueve en el norte y seis en el sur— bien armados y con cañones pesados de gran alcance.132 En total ciento veinticinco cañones y sesenta y ocho ametralladoras defendían la isla.132 Los dos principales buques de guerra presentes en la base, el «Petropávlovsk» y el «Sevastópol» contaban cada uno con seis cañones de doce pulgadas y dieciséis de ciento veintinueve milímetros.132 Por desgracia para los alzados, aún se encontraban parcialmente aprisionados por los hielos y no podían maniobrar con soltura.132 A pesar de esto, su artillería era superior a cualquiera de la que disponían en la región las autoridades soviéticas.132 En la base se encontraban también otros ocho buques, algunos en dique seco, quince cañoneras y veinte remolcadores;132 al no contar con rompehielos para liberar los barcos del hielo, se podían utilizar en las operaciones.133 El asalto, sin embargo, no era sencillo: el punto más cercano del continente, Oranienbaum, se encontraba a ocho kilómetros al sur.133 Un asalto de infantería suponía para los atacantes cruzar sin protección alguna largas distancias sobre el hielo a merced del fuego de artillería y ametralladoras protegidas por las fortificaciones.133
Los defensores también tenían sus debilidades: no contaban con munición suficiente para sostener un asedio prolongado, ni con ropa de abrigo y calzado invernal adecuado, ni con combustible adecuado.133 La reserva de alimentos era también exigua.133
Comienzo de los combates.
Las operaciones militares contra la isla comenzaron a las 6:45 a. m. del 710196 de marzo con un ataque de artillería96 desde Sestroretsk y Lisy Nos, en la costa norte de la isla; los bombardeos debían debilitar las defensas y facilitar un posterior asalto de la infantería.133 Tras el duelo artillero, el 8 de marzo comenzó el asalto de la infantería en medio de una tormenta de nieve; las unidades de Tujachevski atacaron desde el norte y desde el sur.134 Los cadetes iban en vanguardia, seguidos de las unidades selectas del Ejército y de las unidades de ametralladoras de la Cheka, que debían impedir las deserciones.135
Los defensores, preparados, desencadenaron una mortífera descarga contra los atacantes; algunos se ahogaron en los agujeros surgidos en el hielo por las explosiones, otros cambiaron de bando y se unieron a los rebeldes y otros se negaron a continuar el avance.135 Solo una minoría de los asaltantes alcanzó la isla, y fue rechazada por los defensores.135 Al despejarse la tormenta se retomó el duelo de artillería y por la tarde los aviones soviéticos comenzaron a bombardear la isla, pero no causaron daños importantes.135 El primer asalto resultó un fracaso.13696 A pesar de las declaraciones triunfalistas de las autoridades, los rebeldes continuaban resistiendo.136 Fuerzas insuficientes —unos veinte mil soldados— habían sufrido centenares de bajas y deserciones; estas se habían debido tanto a la renuencia de los soldados a combatir a los marinos como a su oposición a realizar un asalto sin protección alguna.136
Asaltos menores.
Mientras se concentraban fuerzas más numerosas y selectas —que incluyeron regimientos de cadetes, miembros de las juventudes comunistas, fuerzas de la Cheka y unidades especialmente fieles de diversos frentes—, se realizaron una serie de ataques menores contra la fortaleza en los días siguientes al primer asalto fallido.137 Zinóviev realizó nuevas concesiones a la población de Petrogrado para mantener la tensa calma que reinaba en la antigua capital;138 el informe de Trotski al X Congreso del Partido Comunista hizo que cerca de doscientos delegados del X Congreso del Partido Comunista se presentasen voluntarios96 para combatir en Kronstadt el 10 de marzo.101138 Como muestra de lealtad al partido, las fracciones críticas con la dirección también presentaron voluntarios.138 La principal tarea de estos voluntarios era elevar el ánimo de las tropas después del descalabro del 8 de marzo.139
El 9 de marzo, los rebeldes rechazaron otro ataque menor de las tropas gubernamentales; el 10, algunos aviones bombardearon la fortaleza y por la noche las baterías costeras comenzaron a disparar contra la isla.139 La mañana del 11, se intentó un nuevo9 asalto desde la costa sureste que fracasó con gran número de bajas entre los atacantes.139 La niebla impidió las operaciones el resto del día.139 Estos reveses no desanimaron a los mandos comunistas, que continuaron atacando la fortaleza mientras concentraban fuerzas para una acometida a gran escala.140 El 12 de marzo, se retomaron los bombardeos desde la costa, que causaron escasos daños; el 13 se realizó una nueva embestida9 contra la isla, una vez más infructuosa.140 La mañana de 14 se repitió el ataque, de nuevo en vano; este fue el último intento de tomar la isla al asalto con pequeñas fuerzas, aunque se mantuvo el ataque a la isla mediante bombardeos de la aviación y de la artillería de la costa.140
Durante estos últimos días, los bolcheviques tuvieron que sofocar diversos amotinamientos en Peterhof y Oranienbaum, pero esto no les impidió concentrar sus fuerzas para la arremetida final; las tropas, muchas de ellas de origen campesino, además mostraban más moral que los primeros días del asedio, en gran parte por la noticia —propalada por los delegados del X Congreso comunista— del fin de las requisiciones al campesinado y su sustitución por un impuesto10 en especie.141 La mejora de la moral de las tropas gubernamentales coincidió con el creciente desaliento de los asediados.141 Estos no habían logrado que su sublevación se extendiese por Petrogrado y los marinos comenzaron a sentirse traicionados por los obreros de la ciudad.142 A la falta de apoyos se unieron las privaciones, cada vez mayores, que tenían que soportar: las reservas de petróleo, municiones, ropa y alimentos se fueron agotando.142 La creciente penuria, el insomnio causado por los combates y los bombardeos y la falta de perpectivas de recibir ayuda exterior fueron mermando el ánimo inicial.143 La paulatina reducción de las raciones, el fin de las reservas de harina el 15 de marzo y la posibilidad de que se extendiese el hambre entre la población de la isla hicieron que el CRT aceptase el ofrecimiento de alimentos y medicinas del representante de la Cruz Roja rusa que llegó a la isla el 16.143 La isla cayó, sin embargo, antes de recibir ayuda alguna.143
El asalto final.
El mismo día de la llegada del barón Vilken de la Cruz Roja a Kronstadt, Tujachevski finalizaba sus preparativos para invadir la isla con grandes fuerzas.144 El grueso se concentró en la costa sur, mientras que un contingente menor lo hacía en la costa septentrional del golfo.144 De los cincuenta mil soldados que participaron aproximadamente en la operación, treinta y cinco mil atacaron desde la costa meridional; en el asalto participó la flor de la oficialidad del Ejército, algunos de ellos antiguos oficiales zaristas.144 Mucho más numerosos, mejor guiados y mejor pertrechados que en el primer gran asalto del día 8, los soldados mostraban más ánimo por acabar con la isla sublevada.144
El plan de Tujachevski consistía en un ataque en tres columnas precedido de un intenso bombardeo.145 Un grupo debía atacar desde el norte mientras otros dos debían hacerlo desde el sur y sureste.145 El ataque artillero comenzó a las 2 p. m. del día 16 y duró todo el día; uno de los disparos alcanzó el Sevastópol y causó unas cincuenta bajas.145 Aunque al día siguiente otro proyectil alcanzó al Petropávlovsk y produjo más bajas, los daños de los bombardeos fueron escasos, su principal consecuencia fue la desmoralización de los cercados.145 Por la noche, el bombardeo cesó y los defensores se prepararon para una nueva embestida de las fuerzas de Tujachevski que, en efecto, comenzó a las 3 a. m. del 17 de marzo.145

Protegidos por la oscuridad y la niebla, soldados de la fuerza apostada en la costa norte comenzaron el avance contra los fuertes numerados del norte, el de Totleben y el Kranoarméiets desde Sestroretsk y Lisy Nos.145 A las 5 a. m., los cinco batallones que habían partido desde Lisy Nos alcanzaron los fuertes 5 y 6; a pesar del camuflaje9 y los intentos de pasar desapercibidos, los defensores los descubrieron.146 Estos trataron de convencer a los atacantes de que no luchasen pero fue en vano; se desató un durísimo9 combate entre los cadetes que asaltaban a la bayoneta y los defensores.146 Tras ser rechazados inicialmente y sufrir grandes bajas, los atacantes lograron tomar los dos fuertes.146 El levantamiento de la niebla con la llegada de la mañana dejó a los atacantes desprotegidos y les forzó a acelerar la acometida de los demás fuertes.146 La lucha feroz produjo gran número de bajas; a pesar de la tenaz resistencia de los rebeldes, las unidades de Tujachevski se habían hecho con la mayoría de los fuertes para la media tarde.146
Aunque la fuerza de Lisy Nos había alcanzado para entonces Kronstadt, la de Sestroretsk —formada por dos compañías— tenía dificultades para tomar el fuerte de Totleben.147 La cruenta lucha causó nuevamente muchas bajas y solo a la 1 a .m. del 18 de marzo los cadetes consiguieron por fin conquistar el fuerte.147 El de Krasnoarmeets se rindió entonces también.147
Mientras, en el sur, una gran fuerza había partido de Oranienbaum a las 4 a. m. del 17 de marzo.147 Tres columnas avanzaron hacia el puerto militar de la isla, mientras una cuarta columna se dirigía a la puerta de Petrogrado.147 Las primeras, ocultas por la niebla, lograron desbaratar diversos puestos artilleros, pero pronto se encontraron batidos por otros baluartes y por las ametralladoras.147 La llegada de refuerzos para los rebeldes permitió rechazar a los atacantes.148 La brigada 79 perdió a la mitad de sus hombres en el asalto fallido.148 La cuarta columna, por el contrario, tuvo más suerte: al amanecer logró abrir una brecha cerca de la puerta de Petrogrado y penetrar en la ciudad.148 Las grandes pérdidas sufridas por las unidades en este sector aumentaron aún más en las calles de Kronstadt, donde la resistencia fue encarnizada; un destacamento logró liberar, no obstante, a los comunistas presos por los rebeldes, que no habían sufrido daños ni represalias.148
La lucha continuó todo el día y los civiles contribuyeron a la defensa de la isla, incluidas las mujeres.148 A las 4 p. m., un contraataque de los defensores estuvo a punto de rechazar a los asaltantes, pero la llegada del 27.º Regimiento de Caballería y un grupo de voluntarios comunistas lo desbarató.149 Al anochecer la artillería traída de Oraniebaum comenzó a castigar las posiciones aún en manos de los rebeldes, con gran daño; poco después las fuerzas provenientes del Lisy Nos entraron en la ciudad, capturaron el cuartel general de la fortaleza y tomaron gran número de prisioneros.149 Hacia la medianoche, los combates perdieron intensidad y las tropas gubernamentales fueron tomando los últimos fuertes.149 Esa misma noche, y como había predicho el Comité de Defensa de Petrogrado, los miembros del CRT que aún se hallaban en libertad y los oficiales zaristas abandonaron la isla y huyeron a Finlandia,9 junto con otros ochocientos habitantes de la isla.149 A lo largo del día siguiente, unas ocho mil personas alcanzaron las costas finlandesas desde Kotlin.150151
Los marinos sabotearon parte de las fortificaciones antes de retirarse, pero las tripulaciones de los acorazados se negaron a volarlos como ordenaron los comandantes de las naves e indicaron a los mandos soviéticos su disposición a rendirse.150 A primeras horas del 18 de marzo, un grupo de cadetes tomó el control de los barcos.150 A mediodía, apenas quedaban unas pequeñas bolsas de resistentes y las autoridades controlaban ya los fuertes, los barcos de la flota y casi toda la ciudad.150 Los últimos focos de oposición cayeron a lo largo de la tarde.150
Se desconoce el número exacto de víctimas de los combates, aunque se piensa que los atacantes sufrieron muchas más que los defensores.152 Según la estimación del cónsul estadounidense en Víborg, la que se considera más fiable, los asaltantes debieron sufrir alrededor de diez mil bajas entre muertos, heridos y desaparecidos.152 De los defensores tampoco hay cifras, pero se calcula que hubo unos seiscientos muertos, mil heridos y dos mil quinientos prisioneros.152
Represión.
La fortaleza cayó por asalto el 18 de marzo; las víctimas de la posterior represión, cientos si no miles, no disfrutaron de juicio público.101153 Durante los últimos momentos del combate numerosos defensores fueron pasados por las armas por los atacantes, en venganza por las grandes pérdidas sufridas en el asalto.152 De los más de dos mil prisioneros que las fuerzas del Gobierno tomaron durante los combates, se escogieron trece para ser juzgados ante un tribunal militar en juicio secreto como cabecillas de la sublevación, aunque ninguno de ellos había pertenecido al CRT ni a los asesores militares que habían aconsejado a este.153 Todo ellos fueron condenados a muerte el 20 de marzo.153
Varios centenares de prisioneros fueron ejecutados inmediatamente y el resto se envió a las prisiones de la Cheka.153 Durante los meses siguientes, se sucedieron las sacas de rebeldes para su fusilamiento; otros acabaron en distintos campos de concentración condenados a trabajos forzados donde muchos fallecieron de hambre, agotamiento o enfermedad.153 El mismo destino lo sufrieron algunos familiares de los sublevados, como la familia del general Kozlovski.153
De los ocho mil rebeldes —en su mayoría soldados y marinos pero también algunos civiles— que habían huido a Finlandia, se les confinó en campamentos de refugiados donde llevaron una vida dura; parte de ellos regresó a la URSS al serles prometida una amnistía, pero terminaron enviados a campos de concentración.154
Ecos de la rebelión.
Años más tarde, en noviembre de 1975, el descontento por las aparentes contradicciones de la sociedad soviética provocó un motín a bordo de la fragata Storozhevói. Recordó a la rebelión de Kronstadt, con una tripulación votando unánimemente a favor de la acción y con al menos la mitad de sus oficiales apoyando al comandante Valeri Sablin, de 30 años, en su revuelta contra las autoridades. Se realizaron infructuosos intentos por emitir propaganda e incitar la rebelión entre la población civil. Sin embargo, la nave fue asaltada y Sablin finalmente ejecutado por sus actos.
Consecuencias.
Aunque el levantamiento fracasó en el derrocamiento del Gobierno de Lenin, aumentó la percepción de la imposibilidad del mantenimiento del sistema del «comunismo de guerra» y aceleró la implantación de la «Nueva Política Económica» (NPE),15518 que suponía posponer la aplicación del programa del partido para asegurarle el poder.97 Aunque Moscú había rechazado las reivindicaciones de los rebeldes, finalmente tuvo que aplicarlas parcialmente.97 El anuncio de la implantación de la NPE minó la posibilidad de un triunfo de la rebelión ya que alivió el descontento popular que alimentaba el movimiento huelguístico en las ciudades y las revueltas en el campo.155 Si bien la dirección comunista con Lenin al frente había sopesado desde finales de 1920 la necesidad de abandonar el «comunismo de guerra»,155 el levantamiento «iluminó la realidad mejor que cualquier otra cosa», en palabras del propio Lenin.156 El X Congreso del partido, celebrado al tiempo que tenía lugar la rebelión, puso las bases para el desmantelamiento del «comunismo de guerra» y la implantación de una economía mixta que satisficiese mínimamente los deseos del campesinado de disponer de parte de sus cosechas, requisito para que los comunistas conservasen el poder en opinión de Lenin.157
Si las exigencias económicas se cumplieron parcialmente gracias a la adopción de la NPE, no sucedió lo mismo con las reivindicaciones políticas de los rebeldes de Kronstadt.158 El autoritarismo gubernamental se acentuó: se desbarató la oposición interna y externa y no se restauraron los derechos civiles.158 El Gobierno reprimió a los partidos de izquierda, mencheviques, socialrevolucionarios o anarquistas.158 El 17 de marzo, el Gobierno menchevique georgiano partía al exilio desde Batum y en mayo Lenin afirmaba que el lugar para los socialistas que se oponían al partido era la cárcel o el exilio.158 Aunque a algunos se les permitió partir al exilio, miles de ellos acabaron en cárceles de la Cheka o en el exilio interior, en el norte, Siberia o Asia central.158 A finales de año, el sueño de los rebeldes de un autogobierno popular se había frustrado completamente y la dictadura del partido comunista era más estrecha que nunca.159
Por su parte, el Partido Comunista reaccionó en el X Congreso reforzando la disciplina interna, prohibiendo la actividad de las fracciones y aumentando el poder de las organizaciones encargadas de mantener la disciplina de los afiliados,159 acciones que más tarde facilitaron el ascenso de Stalin y la eliminación de las diversas corrientes que se le opusieron.98 Estas medidas debían asegurar que la dirección del partido siguiese identificándose con los representantes de los intereses del proletariado y no surgiese una oposición que pudiese cuestionar esta asunción.98
Las potencias occidentales no se mostraron dispuestas a abandonar el acercamiento al Gobierno bolchevique para respaldar la rebelión.160 El 16 de marzo, se firmaba en Londres, Inglaterra, (Reino Unido), el primer acuerdo comercial entre Gran Bretaña y el Gobierno de Lenin; el mismo día se rubricaba un acuerdo de amistad con Turquía en Moscú.160 La rebelión tampoco desbarató las conversaciones de paz entre soviéticos y polacos y el Tratado de Riga se firmó finalmente el 18 de marzo.160 Finlandia, por su parte, se negó a auxiliar a los sublevados y a permitir el paso de ayuda por su territorio.160
Notas y referencias.
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- Mccauley, Martin (2013) [2008]. The Rise and Fall of the Soviet Unión. Abingdon; Nueva York: Routledge, pp. 64. ISBN 978-1-31786-783-8.
- Ragsdale, Hugh (1996). The Russian Tragedy: The Burden of History. Armonk: M.E. Sharpe, pp. 192. ISBN 978-1-56324-755-2.
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Enlaces externos.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Rebelión de Kronstadt.
- Alarma por Kronstadt, por León Trotsky
- Algo más sobre la represión de Kronstadt, por León Trotsky.
- La rebelión de Kronstadt contra el bolchevismo
- Kronstadt 1921: Bolchevismo vs. contrarrevolución
- The Kronstadt Izvestia Archivo web de los diarios editados por los rebeldes, incluyendo su lista de demandas (inglés).
- Alexander Berkman, The Kronstadt Rebellion (inglés).
- Emma Goldman sobre Kronstadt y la respuesta bolchevique (inglés)
- Los anarquistas de Majno, Kronstadt y la posición de los campesinos rusos en la Rusia posrevolucionaria, por A. Kramer Una visión marxista del levantamiento de Kronstadt y material de los archivos soviéticos. (inglés)
- Folleto de la comuna de Kronstadt, por Ida Mett Publicada originalmente por SolFed, Reino Unido. (inglés)
- Folleto de la comuna de Kronstadt traducción española ediciones espartaco internacional, Paris, abril de 2006
- El motín de Storozhevoy descrito desde un punto de vista trotskista (inglés).
- Kronstadt 1921: Tribute to the revolutionaries, to the fallen comrades. (inglés).
La rebelión de Kronstadt contra el bolchevismo.
El 7 de marzo de 1.921 comenzaron a caer obuses sobre Kronstadt, ciudad que Trotsky había bautizado como “el orgullo y la gloria de la Revolución Rusa”. El ataque artillero preparaba el asalto de más de 50.000 soldados que el gobierno bolchevique había concentrado en Petrogrado para ahogar en sangre la según los bolcheviques “traición, urdida por zaristas, espías franceses y dinero finlandés”.
¿Qué era Kronstandt?
Una ciudad fortificada y base naval, mandada construir por el zar Pedro el Grande en el siglo XVIII y en la isla Kotlin, en el golfo de Finlandia. Defendía el acceso a Petrogrado, situada a 30 kilómetros, y a la parte norte del país. Era el núcleo de la flota rusa del mar Báltico, la más numerosa e importante. Rodeada de fuertes secundarios y baterías navales se comunicaba en invierno mediante caminos trazados sobre la gruesa capa de hielo que recubría el golfo. La construcción más emblemática de la ciudad era la Plaza del Ancla, preparada para desfiles militares y más tarde utilizada para inmensas asambleas, capaz de albergar 30.000 personas, casi el total de la población en los momentos que nos ocupa. Estaba habitada por los marineros de la flota del Báltico, residentes en grandes cuarteles; por los soldados de la guarnición, mayormente artilleros; por varios miles de obreros de los arsenales e industrias auxiliares y por funcionarios, comerciantes, artesanos y sus respectivas familias.
Tradicionalmente los marinos se reclutaban entre los obreros más calificados, los más políticamente avanzados. Además tenían facilidad para conocer otros países y la diferencia entre sus regímenes y la brutal opresión de la monarquía zarista, podían establecer contactos con las ideas y programas de grupos políticos exteriores y rusos emigrados y además podían hacer circular, pese a la severa disciplina y vigilancia, literatura prohibida en su país. Por otra parte les contagiaba la proximidad de San Petersburgo, luego Petrogrado, donde la vida política e intelectual era intensa y la actividad de grupos revolucionarios se desarrollaba entre los obreros y los numerosos estudiantes universitarios provocando manifestaciones y tumultos periódicos.
La concienciación y compromiso de los marineros de Kronstadt se evidenció en las serias revueltas de 1.905, 1.906 y 1.910, duramente reprimidas, y sobre todo en la revolución de 1.917. Los grupos bolcheviques, socialistas revolucionarios, anarquistas, maximalistas y sindicalistas, bien organizados, ejercían una profunda influencia en la población y la energía desatada situó a Kronstadt en la vanguardia de la revolución, ayudando a los bolcheviques a tomar el poder y a merecer toda clase de elogios por parte de los nuevos dirigentes.
El contexto general
A comienzos de 1.921 se podía dar por terminada la guerra civil . Los ejércitos blancos habían sido derrotados, el gobierno menchevique de Georgia estaba sometido y los últimos restos de las milicias anarquistas ucranianas se batían a la desesperada, con su líder, Néstor Makhno, herido y acorralado. Sin embargo, una profunda crisis económica se extendía por el país; las comunicaciones no se restablecían adecuadamente, la industria estaba paralizada y la producción agrícola había disminuído drásticamente.
Durante la guerra el gobierno bolchevique había impulsado una política económica de férreo control estatal, el llamado Comunismo de Guerra. La vida pública estaba prácticamente militarizada y sometida a todo tipo de controles y en los aspectos económicos este control era asfixiante. Los instrumentos principales de esta política eran los zagraaditelnye otriady, destacamentos armados que efectuaban las requisas y confiscaciones, muchas veces verdaderos expolios, a los campesinos y que rodeaban las ciudades para evitar el comercio no controlado, sus actuaciones eran a menudo brutales y arbitrarias; además se había organizado una eficaz policía política para aterrorizar a los disidentes y descontentos, la Cheka, que no dudaba ante el asesinato y la tortura. La situación del campesinado era similar a la esclavitud feudal zarista, sobre todo en las granjas estatales, los Kolzsjos; los obreros industriales estaban obligados a jornadas de trabajo extenuantes, dada la caída en picado de sus salarios, que sin embargo no les procuraban medios suficientes de subsistencia. Los sindicatos también estaban controlados y las protestas eran reprimidas como actos de traición. Con el final de la guerra cabría esperar el cambio de esta política, pero esto no se produjo. Los disturbios y las huelgas se extendían espontáneamente por las principales ciudades, sobre todo Moscú y Petrogrado en demanda de mejoras económicas y de la vuelta de las libertades conseguidas al comienzo de la revolución. La respuesta del gobierno bolchevique fue el envío y despliegue de tropas, liberadas por el cese de los combates, y carta blanca para la actuación de la cheka, como ocurrió en Petrogrado.
La actitud de Kronstadt
Kronstadt ya había tenido fricciones con el gobierno bolchevique. Fue de las primeras ciudades en nombrar su soviet, su propia milicia y sus comités populares para organizar autónomamente la vida en los barcos, las fábricas, la distribución de alimentos, el aprovechamiento agrícola de las tierras circundantes… El eje sobre el que giraba la sociedad kronstiana era la Plaza del Ancla, sede de multitudinarias y activas asambleas. La burocracia centralizada orquestada por el nuevo poder chocó con este sistema de vida, la firma del tratado de Brest-Litovsk, entre Lenin y el gobierno alemán, que significaba la renuncia a la extensión de la revolución, irritó a la población. Los marinos vieron además catastrófica la reorganización militar decretada por Trotsky para poner en pie el Ejército Rojo y que abolía el poder de las asambleas en los barcos y reinstauraba la disciplina y jerarquía anteriores, precisamente la revolución había sido posible por el arresto y ejecución de buena parte de los antiguos oficiales. El carisma de los bolcheviques declinaba y miles de marinos abandonaban el partido. El soviet de Kronstadt se vaciaba de bolcheviques y acogía un mayor número de socialistas de izquierda y anarquistas. Con el fin de la guerra los marineros obtuvieron permisos y pudieron comprobar sobre el terreno los estragos que el Comunismo de Guerra ocasionaba por todo el país.
Con ocasión de las huelgas y disturbios en Petrogrado, Kronstadt envió una delegación a la ciudad y, a pesar de los obstáculos que le interpusieron, pudo constatar en toda su crudeza las condiciones en que vivían los obreros y la represión que se estaba desatando sobre ellos. El hecho de conocer que se amenazaba a los huelguistas con la marcha de los marineros de Kronstadt sobre Petrogrado para reinstaurar el orden irritó sobremanera a los 32 delegados desplazados. El 28 de febrero se celebraron tensas reuniones a bordo de los acorazados Petropavlovsk y Sebastopol, anclados en Kronstadt, que emitieron una resolución conjunta de 15 puntos. Esta resolución será refrendada el 1 de marzo por una gran asamblea en la Plaza del Ancla; la prepotencia y amenazas de los oradores bolcheviques, sobre todo los prebostes Kalinin, presidente de la República, y Kuzmin, comisario jefe de la flota, consiguieron que el refrendo fuera prácticamente unánime. La resolución contiene las bases y programa de la rebelión. Exige la celebración inmediata y generalizada de elecciones para sustituir a todos los soviets locales por soviets libres; la libertad de palabra y prensa para todos, en especial anarquistas y socialistas de izquierda; libertad de reunión de sindicatos obreros y campesinos; libertad para los revolucionarios encarcelados; cierre de las oficinas del partido bolchevique sostenidas por el Estado; supresión de los zagraaditelnye otriady y sus confiscaciones; igualación de las raciones de víveres; abolición de los destacamentos militares comunistas permanentes en fábricas o unidades militares…
Finalmente, se consumó la ruptura con las autoridades al designarse un Comité revolucionario provisional, Revkon, en tanto se celebrasen elecciones al nuevo soviet y procederse al arresto de los bolcheviques más destacados. Se comenzó a imprimir un diario, Izvestiia, cuya cabecera subrayaba “Todo el poder a los soviets y no a los partidos”. Sin embargo, hasta que no se intercambiaron los primeros cañonazos Konstradt siempre pensó que el acuerdo con los jerarcas bolcheviques era posible sin derramamiento de sangre.
La reacción bolchevique
El gobierno de Lenin, Trotsky y Zinoviev no iba a consentir el deseo de los kronstianos de encabezar esta “Tercera Revolución”. Se trató primeramente de aislar el movimiento haciendo desaparecer a las decenas de delegados de las comisiones informativas que salían de Kronstadt y formulando diversas acusaciones masivamente difundidas por su aparato de propaganda: complot de oficiales zaristas, engaño de espías de países extranjeros, entrega de la ciudad al ejército finlandés… El miedo a la extensión del movimiento y a la llegada de la primavera, que permitiría, a comienzos de abril con el deshielo del golfo, la movilidad de la flota; les determinó a aplastar militarmente Kronstadt cuanto antes. Así decretaron el arresto de todos los familiares de los kronstianos en calidad de rehenes, ejecutaron a los responsables de la escuadra aérea, que simpatizaba con el movimiento y concentraron en Petrogrado ingentes cantidades de armamento y hombres. Según revelarían los últimos prisioneros del ejército rojo, apresados por los kronstianos el 17 de marzo, no menos de 80.000 fusileros, varios miles de jinetes, 4 trenes blindados, decenas de baterías móviles…constituían el formidable aparato militar lanzado contra Kronstadt.
La caída de Kronstadt
La ciudad no era un hueso fácil de roer, sus sólidas murallas , su potente artillería y la resolución de sus habitantes alargó el asedio durante 11 días. El 7 de marzo comenzó el cañoneo de la fortaleza. Los kronstianos confiaban en un levantamiento generalizado de Petrogrado, pero la presencia del ejercitó lo imposibilitó. El ataque se vertebró sobre los Kursanty, fanáticos cadetes de las academias de oficiales del Ejército Rojo y sobre los destacamentos de la Cheka. La situación de muchos de los asaltantes fue increíblemente dramática. Como en otras ocasiones las tropas de choque las constituían principalmente mongoles y asiáticos que apenas entendían el ruso; si una unidad se negaba a atacar se la desarmaba y sus miembros enviados a presidio; si vacilaba se ejecutaba a la quinta parte de sus efectivos. La artillería de Kronstadt resquebrajaba el hielo del golfo y oleadas de asaltantes perecían en el agua helada; pero si trataban de retroceder los kursanty los ametrallaban por la espalda.
Finalmente la constante afluencia de refuerzos atacantes y la debilitación progresiva de los recursos de Kronstadt provocó que el 17 de marzo un ataque masivo de soldados envueltos en sudarios blancos consiguiera penetrar en la fortaleza. La lucha cuerpo a cuerpo se prolongó hasta el 18 de marzo en que la ciudad fue totalmente ocupada. Algunos grupos de kronstianos consiguieron abrirse paso hasta Finlandia y otros se dispersaron por la región pero la gran mayoría de los vencidos fueron ejecutados por la cheka o enviados a campos de concentración de la helada región de Arkangelsk y del Turquestán.
La aniquilación de Kronstadt fue el ejemplo de lo que los dirigentes del partido bolchevique entendían por dictadura del proletariado, fue la constatación de cómo la nueva burocracia traicionaba los ideales revolucionarios en su afán de retener el poder y eliminar toda disidencia. Pero la rebelión de Kronstadt es también ejemplo de cómo los seres humanos somos capaces, en circunstancias excepcionales, de enfrentarnos a la opresión y arriesgar la vida por un mundo mejor.
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