Fue la tercera oleada del más amplio ciclo revolucionario de la primera mitad del siglo XIX, que se había iniciado con las denominadas «revolución de 1820» y «revolución de 1830». Además de su condición de revoluciones liberales, las revoluciones de 1848 se caracterizaron por la importancia de las manifestaciones de carácter nacionalista y por el inicio de las primeras muestras organizadas del movimiento obrero.
Iniciadas en Francia se difundieron en rápida expansión por prácticamente toda Europa central (Alemania, Austria, Hungría) y por Italia en el primer semestre del año 1848. Fue determinante para ello el nivel de desarrollo que habían adquirido las comunicaciones (telégrafo, ferrocarril) en el contexto de la Revolución Industrial.
Aunque su éxito inicial fue poco duradero, y todas ellas fueron reprimidas o reconducidas a situaciones políticas de tipo conservador (la espontaneidad de los movimientos y su mala organización lo facilitó), su trascendencia histórica fue decisiva. Quedó clara la imposibilidad de mantener sin cambios el Antiguo Régimen, como hasta entonces habían intentado las fuerzas contrarrevolucionarias de la Restauración.
Crisis coyuntural.
Hubo tres acontecimientos económicos que avivaron la incertidumbre del momento y que contribuyeron a desencadenar las revueltas:
- Entre 1845 y 1849 la plaga de la patata echó a perder las cosechas, lo que fue especialmente grave en Irlanda (Gran Hambruna irlandesa). Este suceso coincidió con la carestía general en Francia de 1847 que, al igual que en otros países de Europa, originó graves conflictos internos y una fuerte oleada migratoria.
- En el otoño de 1847 estalló una crisis del comercio y la industria en Inglaterra, con la quiebra de los grandes comerciantes de productos coloniales. La crisis afectó también a los bancos agrarios ingleses y en los distritos industriales se produjeron cierres de fábricas.
- En París la crisis industrial estuvo acompañada además por una consecuencia particular: los fabricantes y comerciantes al por mayor que, en las circunstancias que entonces se estaban dando, no podían exportar sus productos, abrieron grandes establecimientos cuya competencia arruinó a los pequeños comerciantes, por lo que éstos se involucraron en la revolución.
Francia.
Estados alemanes.
El parlamento de Fráncfort (Frankfurt), reunido desde el 18 de mayo, redactó la Constitución de Fráncfort (Frankfurt) de 1849, que preveía una Alemania unificada como una monarquía constitucional. No fue aceptada por los príncipes soberanos de los estados alemanes, ni siquiera por el rey de Prusia, al que se ofreció elegirle como emperador.
En los territorios de Schleswig-Holstein, anexionados al reino de Dinamarca (donde a su vez hubo un movimiento revolucionario que condujo a la formación de una monarquía constitucional) se produjo un movimiento nacionalista que llevó a la primera guerra de Schleswig-Holstein (1848-1849).
Estados de los Habsburgo.
Estados italianos.
Además de los movimientos revolucionarios en las zonas controladas por los Habsburgo (reino Lombardo-Véneto, Módena y Toscana), hubo sublevaciones en zonas de los Estados Pontificios y del reino de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia), siendo particularmente importantes la revolución siciliana de 1848 (que se inició el 12 de enero, un mes antes de las jornadas revolucionarias de París),8 las Cinco jornadas de Milán y la proclamación de la República de San Marco y de la República Romana.
Imperio ruso y territorios dependientes.
Valaquia.
España.
De modo simultáneo a la revolución parisina, hubo intentos de sublevación contra el gobierno moderado de Narváez por parte de elementos liberales progresistas, pero la división interna de éstos, especialmente las dudas que los dirigentes tenían sobre el radicalismo de las bases, y la energía de la represión que desplegó el gobierno las hicieron fracasar. El «espadón» español fue considerado en las cortes europeas como un defensor del orden establecido, a la altura de Radetzky y Windischgrätz;9 y el discurso de Donoso Cortés apoyando su actuación (La dictadura necesaria, Narváez disolvió las cortes y gobernó sin control parlamentario durante dos años) tuvo también eco en la opinión conservadora internacional.
No obstante, hubo repercusiones posteriores: al año siguiente se sustanció la escisión de los progresistas y se fundó el Partido Demócrata, y seis años después se produjo la revolución de 1854.1011
Benito Pérez Galdós ambientó uno de los Episodios nacionales (Las tormentas del 48) en ese momento histórico.
Véase también.
Notas y referencias.
- Benoît Charruaud, Louis Blanc, La République au service du Socialisme – Droit au travail et perception démocratique de l’État, Thèse droit, Université Robert Schuman, Strasbourg, 2008; fuente citada en fr:Ateliers sociaux y en fr:Commission du Luxembourg.
- Droz, Jacques (1988). Europa: restauración y revolución, 1815-1848. Siglo XXI. pp. 269-281.
- Tombs, Robert (2002). «Capítulo I: La Política». En Timothy Blanning. El siglo XIX: Europa 1789-1914. Barcelona: Crítica. pp. 49-50.
- Enciclopedia Larousse. «Révolution française de 1848. 3. L’écrasement de la République sociale» (en francés). Consultado el 23 de noviembre de 2014.
- Fontane, Theodor: Berliner Märztage 1848. Edition Rockstuhl, Bad Langensalza 2008, ISBN 978-3-86777-024-8 (Nachdr. d. Ausg. Leipzig 1920); fuente citada en de:Barrikadenaufstand.
- Bidelux, Robert y Ian Jeffries, A History of Eastern Europe: Crisis and Change, Routledge, 1998. ISBN 0-415-1611-8. Sperber, Jonathan. The European Revolutions, 1848-1851, (Cambridge: Cambridge University Press, 2005). Fuentes citadas en en:Revolutions of 1848 in the Habsburg areas
- Droz, Jacques (1988). Europa: restauración y revolución, 1815-1848. Siglo XXI. pp. 279-281.
- Correnti, Santo (2002) A Short History of Sicily, Les Editions Musae, Montreal. Scianò, Giuseppe (2004) Sicilia, Sicilia, Sicilia!, Edizione Anteprima, Palermo; fuentes citadas en en:Sicilian revolution of independence of 1848
- en:Alfred I, Prince of Windisch-Grätz
- Julio Montero Díaz Historia del Mundo Contemporáneo, Editex, pg. 40.
- José Luis Comellas, La revolución de 1848 y la «dictadura» de Narváez, en Historia de España contemporánea, Rialp, 1993, ISBN 84-321-2441-9, pág. 190.
Bibliografía.
Fuentes contemporáneas.
- Alphonse de Lamartine, Historia de la Revolución de 1848, 1849.
- Alexandre Dumas (padre), Revolución Europea de 1848, 1850.
Historiografía actual.
- Eric Hobsbawm:
- La era de la Revolución (1789-1848), 1962 (traducción castellana de 1997)
- La era del Capital (1848-1875), 1975 (traducción castellana de 1998)
- J.A.S. Grenville, La Europa remodelada 1848-1878, 1976 (traducción castellana de 1979), Siglo XXI, sexta edición, 1991, ISBN 84-323-0360-7
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